Que Apolinar Salcedo, a pesar de su extracción humilde, terminó defraudando a todo el mundo, pero en especial a los más humildes de Cali. Que todo apunta a que, así le falte un minuto para finalizar su mandato, terminará revocado, dándonos el dudoso titulo de ser la primera ciudad con alcalde destituido popularmente. Que tiene a Cali convertida en un caótico laberinto, porque le dio, para rebuscarse su lugarcito en la historia caleña, supongo, por hacer Mío, cambio de colectores y todo tipo de obras publicas a la vez. Que la Procuraduría lo tiene en la mira con más de diez cargos en su contra por el contratico de Sercali. Todo eso es cierto. Por lo tanto, vaya y venga.
Pero, como el inefable Polo tiene un extraño talento para siempre terminar haciendo una embarrada más grande que la anterior, ahora resulta que, con plata del menguado erario publico y decreto municipal a bordo, decidió impulsar a todo vapor la celebración del Primer Festival Vallenato de Cali, con el propósito declarado de convertirnos en algo así como la segunda ciudad del vallenato en Colombia. ¡Errrrda, que joda es esa, cuadro!
Sí! Yo lo vi, sentado junto a Amparo Sinisterra de Carvajal, extraída de la mas rancia (muy rancia, por cierto) oligarquía caleña y quien funge por estos días como asesora cultural (o algo así) del municipio, haciendo el lanzamiento del bodrio en los noticieros regionales. Y, claro, ahora se ven los comerciales invitando a la gente a volverse adicta al vallenato, rancherato mejor, por cuenta de la chochera de la dichosa señora que ha visto en esto “la posibilidad de otra expresión popular musical para Cali”. ¡Por favor!
Que va vaina con esta adolorida ciudad. El último reducto de una singular querencia popular cultivada a lo largo de décadas, como es la salsa, ahora es atacado desde las mismas esferas oficiales. Y eso que cuando Polo se pone eufórico, como en la pasada Feria de Cali, sale a declarase salsero y que la salsa por aquí y que la salsa por allá. ¡Hipócrita, eso es lo que es, mostrándose como una oveja salsera cuando resultó con corazón de lobo vallenato!
Esto ya se veía venir. Lo venimos advirtiendo desde hace rato. La salsa o, mejor, la cultura salsera está dando bocanadas de moribundo y nada que le sale doliente. Esa extraordinaria música, tan ligada a la idiosincrasia caleña, se encuentra ahora arrinconada como muchacha de servicio en bridge de señoras. Decir que uno es salsero o que le gusta la salsa pasó de ser algo normal a una especie de confesión vergonzante. Lo único que falta es que en las discotecas, tabernas, bares y fiestas de quince pongan un aviso prohibiéndonos la entrada.
Claro, en realidad esta protesta no es contra los vallenatologos o vallenatofilos. Al fin y al cabo cada cual tiene derecho de hacer de su oído un orinal. Tampoco es por revirar ingenuamente contra una tendencia que nos impusieron desde hace rato las emisoras y las disqueras, aprovechándose especialmente de la ingenuidad y la hospitalidad musical de los caleños, que siempre pensábamos que eran modas pasajeras y ahora tenemos reggeaton y vallenatos hasta en el cu…ello. Ya todo eso está dicho.
Lo que indigna es que en todos los folletos oficiales de promoción turística de Cali aparece siempre la infaltable pareja de salseros. O que en la decoración decembrina de la ciudad se destacan las figuras emblemáticas de la salsa. ¡Y ahora resulta que somos vallenatos por decreto! Si lo que hace falta precisamente es que se emprenda una ofensiva recuperadora del gusto por la salsa, por la buena, se entiende, que es el género musical que está menguado, indefenso, atacado por todos los costados y victima ahora de la puñalada trapera del alcalde Polo.
En mi concepto, y en el de muchos caleños, afortunadamente, siempre será preferible una canción salsera que cualquier tema de reggeaton o vallenato, sobre todo si se tiene en cuenta los esperpentos que uno escucha por acá. Por tanto, nos declaramos en franca rebeldía contra el intento de la Alcaldía de transformarnos en Frankenstein musicales, con cabeza reggeatonera, muñones vallenatos y corazón de salsa. ¡Guacale!
Por eso, ayer madrugué a firmar la lista de los que piden la revocatoria de este nunca bien lamentado Alcalde que, a pesar de todos los chicharrones que tiene por arreglar, aun tiene tiempo para sentarse a pensar como jodernos un poquito más. ¡Que se vaya!
Así que, a la manera de Andrés Caicedo (ay, hermano, como hacés de falta) digamos:
Pero, como el inefable Polo tiene un extraño talento para siempre terminar haciendo una embarrada más grande que la anterior, ahora resulta que, con plata del menguado erario publico y decreto municipal a bordo, decidió impulsar a todo vapor la celebración del Primer Festival Vallenato de Cali, con el propósito declarado de convertirnos en algo así como la segunda ciudad del vallenato en Colombia. ¡Errrrda, que joda es esa, cuadro!
Sí! Yo lo vi, sentado junto a Amparo Sinisterra de Carvajal, extraída de la mas rancia (muy rancia, por cierto) oligarquía caleña y quien funge por estos días como asesora cultural (o algo así) del municipio, haciendo el lanzamiento del bodrio en los noticieros regionales. Y, claro, ahora se ven los comerciales invitando a la gente a volverse adicta al vallenato, rancherato mejor, por cuenta de la chochera de la dichosa señora que ha visto en esto “la posibilidad de otra expresión popular musical para Cali”. ¡Por favor!
Que va vaina con esta adolorida ciudad. El último reducto de una singular querencia popular cultivada a lo largo de décadas, como es la salsa, ahora es atacado desde las mismas esferas oficiales. Y eso que cuando Polo se pone eufórico, como en la pasada Feria de Cali, sale a declarase salsero y que la salsa por aquí y que la salsa por allá. ¡Hipócrita, eso es lo que es, mostrándose como una oveja salsera cuando resultó con corazón de lobo vallenato!
Esto ya se veía venir. Lo venimos advirtiendo desde hace rato. La salsa o, mejor, la cultura salsera está dando bocanadas de moribundo y nada que le sale doliente. Esa extraordinaria música, tan ligada a la idiosincrasia caleña, se encuentra ahora arrinconada como muchacha de servicio en bridge de señoras. Decir que uno es salsero o que le gusta la salsa pasó de ser algo normal a una especie de confesión vergonzante. Lo único que falta es que en las discotecas, tabernas, bares y fiestas de quince pongan un aviso prohibiéndonos la entrada.
Claro, en realidad esta protesta no es contra los vallenatologos o vallenatofilos. Al fin y al cabo cada cual tiene derecho de hacer de su oído un orinal. Tampoco es por revirar ingenuamente contra una tendencia que nos impusieron desde hace rato las emisoras y las disqueras, aprovechándose especialmente de la ingenuidad y la hospitalidad musical de los caleños, que siempre pensábamos que eran modas pasajeras y ahora tenemos reggeaton y vallenatos hasta en el cu…ello. Ya todo eso está dicho.
Lo que indigna es que en todos los folletos oficiales de promoción turística de Cali aparece siempre la infaltable pareja de salseros. O que en la decoración decembrina de la ciudad se destacan las figuras emblemáticas de la salsa. ¡Y ahora resulta que somos vallenatos por decreto! Si lo que hace falta precisamente es que se emprenda una ofensiva recuperadora del gusto por la salsa, por la buena, se entiende, que es el género musical que está menguado, indefenso, atacado por todos los costados y victima ahora de la puñalada trapera del alcalde Polo.
En mi concepto, y en el de muchos caleños, afortunadamente, siempre será preferible una canción salsera que cualquier tema de reggeaton o vallenato, sobre todo si se tiene en cuenta los esperpentos que uno escucha por acá. Por tanto, nos declaramos en franca rebeldía contra el intento de la Alcaldía de transformarnos en Frankenstein musicales, con cabeza reggeatonera, muñones vallenatos y corazón de salsa. ¡Guacale!
Por eso, ayer madrugué a firmar la lista de los que piden la revocatoria de este nunca bien lamentado Alcalde que, a pesar de todos los chicharrones que tiene por arreglar, aun tiene tiempo para sentarse a pensar como jodernos un poquito más. ¡Que se vaya!
Así que, a la manera de Andrés Caicedo (ay, hermano, como hacés de falta) digamos:
EL PUEBLO SALSERO DE CALI
Denuncia y rechaza unánime y combativamente
el abusivo intento de la oligarquía caleña
De exterminar la pasión por la salsa a punta de vallenato y reggeaton.
Sepan, tiranos y traidores, que cada salsero cavará una trinchera musical y dejará en ella hasta su último aliento.
Inspirados por Lavoe, Blades, Ponceña, Mulenze y demás caudillos de la salsa
Daremos la batalla hasta la última nota.
NO PASARAN!!!
¡SALSEROS DEL MUNDO, UNIOS!
"esto se acabó, vida
ResponderBorrarla ilusión se fue, vieja
el tiempo es mi enemigo.
Y en vez de vivir con miedo
prefiero moriri sonriendo
con el recuerdo vivo"
Así lo decía Rubencito hace unos cuantos añitos.
Es que la salsa de verdad se acabó y solo vivimos del recuerdo y de la timba cubana (más o menos)
Totalmente de acuerdo con la revocatoria a apolinar.
ResponderBorrarEste blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
ResponderBorrarVarias cosas:
ResponderBorrarPrimero y antes que todo; a pesar de que no soy fanático de la salsa (una que otra cancioncita porque soy más bien rockero), si es claro que es la música de NUESTRA tierra y por lo tanto eso hay qué hacerlo respetar.
Segundo; el Reguetón es sólo una moda que a la vuelta de dos años será digna de ser escondida y negada (¿Yo? Nooo, qué va, yo nunca bailé reguetón, que tal!!!).
Tercero; el Vallenato, a pesar de que tiene sus fanáticos aquí en Cali (y no clasifico en ese grupo porque detesto el sonsonete que produce el acordeón), es música originaria de La Costa y como tal debe ser considerada como para pretender abanderarla en estos lares.
Y cuarto y último (pero no menos importante); por favor contáme en qué parte están los de las firmas; juro por Dios que jamás he tenido más voluntad de estampar una que esta vez para revocar al pelele este.
Saludos!!!
Pro si eso ya se sabía, Cali desde hace muchos años es refugio irreducto del regguetón, vallenato y cuanto ritmo asqueroso tengan a bien poner las emisoras...
ResponderBorrarPor eso es que no logré decidirme a ir a Cali a escuchar salsa... me quedo en mi Bogotá escuchando melodía en el panteón de la salsa.
ResponderBorrarA Mauricio Duque:
ResponderBorrarSi, como sonaba de bien esa musica, y aun suena. En realidad los salseros de ahora somos una especie de sociedad secreta que se reune a esconidas a oir las maravillas que se tocaban antes. Porque lo de ahora, maluco, maluco. Saludos
A Calicalabozo:
ResponderBorrarBueno, pues con Ud. ya son mas de ciento veinte mil que dicen que si. Y ahora con esto del vallenato, le estoy haciendo una fuerza descomunal para que se vaya antes de que nos vallenatice del todo esta vaina.
A Peter Pan:
ResponderBorrarFijese que por mucho tiempo en el Cali salsero siempre se convivio con otros generos musicales, pero nadie se atrevia a dudar de que lo nuestro era salsa y nada mas. Ahora, lo que critico, es que desde la misma Alcaldia, con plata publica, se quiera copiar de mala forma el Festival Vallenato. No pense vivir para ver tal cosa. Tdos confiamos que el reggeaton pase de moda, pero pasan los dias y los meses y nada, alli sigue el dichoso ritmo ese, como si nada. Sobre lo de las firmas, por alli tengo los telefonos y la pagina web, pero quiero contarle que ayer ya se entregaron mas de 120.000 firmas para iniciar el proceso de revocatoria, lo cual significa que se reunieron 50.000 firmas mas de las que se necesitaban. Saludos
A Saudade:
ResponderBorrarSi, ya se sabia, pero ahora es oficial, supongo. Saludos
A Gabriel Goldo:
ResponderBorrarTampoco. En Bogota no hay, no hubo y no habra gente que tenga el gusto y el conocmiento de lo que es salsa brava como la que hay en Cali, mucho menos gente que sepa bailarla, asi que pareceido no es lo mismo.
Me extraña es que nuevamente piensen que cali es un pueblito que pueden crear una imagen y convocar pueblo... Si ellos no se han dado cuenta esta ciudad no es solo x o y tipo de musica, mentalidad de pueblito en ciudad grande.
ResponderBorrarsaludos
A Padrino José:
ResponderBorrarBueno, en realidad todas las ciudades del mundo tienen un tipo de musica que las identifica y eso no necesriamene es señal de parroquialismo. Lo que si lo es traer un ritmo a imponerlo por gestionoficial cuando la historia de la ciudad muestra uno muy disitno y caracteristico a nivel mundial.
Con todo respeto, decir que Andres Caicedo hace falta es reconocer que que ni Usted, ni sus hijos ni los hijos de ellos pueden cambiar algo, lo cual seria cierto si seguimos quejandonos (escribiendo) y no haciendo.
ResponderBorrarYo pienso ke culturalmente Cali es una ciudad cada vez en decadencia, muy pocos son los aciertos culturales que aun conserva nuestra ciudad,, pero también tengo un serio debate con la música salsa como condición histórica de esta ciudad,,, para mí la música que Cali debería reivindicar es la música del pacífico, la tambora y la marimba,,, pero es ke también la salsa llegó, como un día llegó el vallenato y el regaetton,,, pero eso si prefiero la salsa a los últimos dos,,, sin embargo, persisto en mi idea,,, Cali tiene una imágen de capital salsera, porque bueno en los 80's la salsa ké significaba??
ResponderBorrarEso si, sin duda Apolinar la sigue embarrando,,, pero el pueblito sigue calladito,,, la revocatoria debería ser un hecho,, porke es ke pa firmar la gente bien,,,,, se dispone y hasta regalan otra firmita,, pero para levantar la voz y tirarle piedritas a don Polo ahi si no,,,
Como dice un amigo:
ResponderBorrarEstamos "trapiando" con las que sabemos.
A Stirer:
ResponderBorrarConfunde Ud. mi clamor, mi estimada Stirer. Yo añoro a Caicedo porque sería muy bueno contralo entre los defensores de la salsa y él lo fue a morir, junto conel buen rock, con el que tambien tuve mis devaneos cuando este era de calidad. En cuanto a hacer algo, a pesar de que en esto entra cualquier cosa, criticar y denunciar ya es algo, y mucho mas es trabajar y luchar por levantar una familia en medio de este despelote. Aunque sin salsa todo es mas triste.
A la Realidad:
ResponderBorrarLa salsa no es una musica autoctona ni nada parecido de esta region. Llego a comienzos de los años 60 desde N.Y., en las primeras ferias, y se quedó en el gusto de la gente porque sus raices sonoras antillanas se identificaron con parte de la musica cubana que ya se venia oyendo desde hacia algunas decadas atrás. Por tanto, no se trata de defender algo autoctono, comolamusica que Ud. menciona o el bambuco o el joropo. En realidad es una musica adoptada que nos dio identidad, no solo en oirla sino en bailarla con un estilo unico en el mundo. Por tanto, sin importar su origen, que tambien es algo confuso, puede decirse que nos identifica aqui en el exterior, por tanto, vale la pena protestar cuando, a pesar de ser usada como simbolo de Cali, resultan ahora oficialmente dando impulso a un vallenato cursi y lloron, como el que se escucha por aca.
A Peter:
ResponderBorrar???
"Algo" no es suficiente...
ResponderBorrarMe ha encantado el blog. Me gusta mucho leerte, y por el número de mensajes, a varios también. El tema de la identidad, es algo que no es tangible, es -en sí-, considerar el territorio como algo mucho más allá de un pedazo de tierra que hay que comprar, cuando haya plata, para poder vivir. Los símbolos asociados a él, los que creamos para poder seguir viviendo, son lo único que nos queda cuando lo demás se ha ido.
ResponderBorrarAhora, como sabes, vivo en una de las mejores ciudades de América del Sur, como dice la canción, pero su gente, su pueblo, no crea símbolos culturales. Acá la cultura popular está en el rincón que nadie quiere ver. Varios dicen que vive aquí el mayor número de snobs por metro cuadrado: están más preocupados por parecerse a un europeo, a un gringo o a un mexicano, que sus raíces les avergüenzan.
Creo que esos símbolos, debemos defenderlos como a nosotros mismos. Voy a viajar, cuando sea oportuno, sólo para votar por un candidato/a que tenga una propuesta de recuperación de identidad y vocación para Cali; y spor supuesto, para visitarlos. Mientras tanto, estoy de acuerdo. También grito: QUE SE VAYA!!
Yo también me uno a la denuncia, estoy totalmente de acuerdo con todo lo que se expresa... Aqui definitivamente hay una batalla musical en la que saldremos vencedores.
ResponderBorrarA Stirer:
ResponderBorrarPara mi sí. Ud., por ej., hace algo. mucho, poco o nada?
A mi hermano:
ResponderBorrarQue gusto verte por acá. Pues, totalmente de acuerdo que los simbolos, cuando son parte de las cosas que formaron nuestra niñez y juventud, son esenciales. Por eso, protesto con todo cuando vienen pesimos gobiernso como el de Polo a tratar de impulsar una musica que en Cali han querido meter a la brava las emisoras y las disqueras. Por todo esto y por todos lo demas, que bueno seria que revocaran a este lamentable alcalde. Ojala podamos vernos pronto. Abrazaos
A Malua:
ResponderBorrarSí, la batalla es musical, y culturla, y politica y, en todos los ambitos, hay que darla, ante de que esto se vaya definitivamene al carajo. Gracias por tu visita. Saludos.
Mucho, me fui.
ResponderBorrartu blog tiene aroma a cali...
ResponderBorrarcali es salsa, la salsa es cali.
el barrio vive en la salsa.
positivo.