Mito es una palabra raída por el uso,
desdibujada por el abuso. Con ella, hoy por hoy, se califica casi cualquier cosa: un futbolista con destellos de grande, un cantante de un solo éxito, un político cuyo único merito es estar muerto… Todo, lo eximio y lo mediocre, parece caber en ella.
Por eso cuesta un tanto usarla para decir algo sobre Héctor Lavoe, El Cantante de los Cantantes, La Voz, muerto hace ya casi catorce años y vivo cada día por cuenta de su discografía, que siempre parece fresca y vibrante a pesar de los años que le caen incesantemente encima.
Pero habrá que usarla, a falta de una mejor palabra, para decir que si hay forma más eficaz para acabar con un mito será siempre la de intentar imitarlo o revivirlo (cualquiera de las dos posibilidades o las dos a la vez) de cualquier manera. De allí que tantos, después de Pelé o de Maradona, por poner un ejemplo, hayan sido inflados como sucesores para caer después aplastados por el olvido de un imaginario colectivo que, a pesar de los afanosos y desaforados intentos mediáticos, logra detectar el engaño y la falsa promesa del mito revivido.
Parece entonces que le ha llegado el turno a Héctor Lavoe, pues amenaza Hollywood con traerlo a la vida en la pantalla grande, encarnado por el huesudo Marc Anthony quien, acompañado de su esposa J Lo, la del notable y millonario trasero, se atreve a darle aliento artificial a la historia extraordinaria y trágica del legendario (por no decir mítico) cantante de La Fania.
Ya se había intentado en vida de Lavoe revivirlo. La codicia y la falta de escrúpulos de sus managers lo obligaron a recorrer en sus últimos días, como un fantasma, minusválido y balbuceante, varios escenarios antes de que falleciera. Duele ver esas imágenes, de allí que algunos prefieran más a su fantasma que sus últimas fotografías.
Podrá Marc Anthony transmitirnos, a la vez, la fuerza de las canciones y el desenfreno vital de Lavoe? Logrará superar el punto de la simple imitación de su voz y de su figura o podrá, con facultades histriónicas que nadie le conoce, personificar a una figura tan reconocida y amada en Latinoamérica? O es un simple truco publicitario para vendernos el reencauche de las canciones de El Cantante?
Tocará esperar a ver la película, cuyo estreno mundial se anuncia para agosto de este año. Pero anticiparía aquí que no sería bueno hacerse muchas ilusiones, ni por la actuación del matrimonio Anthony-López, ni por un tono especial y auténtico en la interpretación de las canciones de Lavoe que, a juzgar por el CD promocional, tiene algunos temas afortunados (se destacan El Cantante, Aguanile y Todo tiene su final), pero lejanos, muy lejanos, de la calidad interpretativa y el sello personal de ese mito, si, mito, llamado Héctor Lavoe.

Por eso cuesta un tanto usarla para decir algo sobre Héctor Lavoe, El Cantante de los Cantantes, La Voz, muerto hace ya casi catorce años y vivo cada día por cuenta de su discografía, que siempre parece fresca y vibrante a pesar de los años que le caen incesantemente encima.
Pero habrá que usarla, a falta de una mejor palabra, para decir que si hay forma más eficaz para acabar con un mito será siempre la de intentar imitarlo o revivirlo (cualquiera de las dos posibilidades o las dos a la vez) de cualquier manera. De allí que tantos, después de Pelé o de Maradona, por poner un ejemplo, hayan sido inflados como sucesores para caer después aplastados por el olvido de un imaginario colectivo que, a pesar de los afanosos y desaforados intentos mediáticos, logra detectar el engaño y la falsa promesa del mito revivido.
Parece entonces que le ha llegado el turno a Héctor Lavoe, pues amenaza Hollywood con traerlo a la vida en la pantalla grande, encarnado por el huesudo Marc Anthony quien, acompañado de su esposa J Lo, la del notable y millonario trasero, se atreve a darle aliento artificial a la historia extraordinaria y trágica del legendario (por no decir mítico) cantante de La Fania.
Ya se había intentado en vida de Lavoe revivirlo. La codicia y la falta de escrúpulos de sus managers lo obligaron a recorrer en sus últimos días, como un fantasma, minusválido y balbuceante, varios escenarios antes de que falleciera. Duele ver esas imágenes, de allí que algunos prefieran más a su fantasma que sus últimas fotografías.
Podrá Marc Anthony transmitirnos, a la vez, la fuerza de las canciones y el desenfreno vital de Lavoe? Logrará superar el punto de la simple imitación de su voz y de su figura o podrá, con facultades histriónicas que nadie le conoce, personificar a una figura tan reconocida y amada en Latinoamérica? O es un simple truco publicitario para vendernos el reencauche de las canciones de El Cantante?
Tocará esperar a ver la película, cuyo estreno mundial se anuncia para agosto de este año. Pero anticiparía aquí que no sería bueno hacerse muchas ilusiones, ni por la actuación del matrimonio Anthony-López, ni por un tono especial y auténtico en la interpretación de las canciones de Lavoe que, a juzgar por el CD promocional, tiene algunos temas afortunados (se destacan El Cantante, Aguanile y Todo tiene su final), pero lejanos, muy lejanos, de la calidad interpretativa y el sello personal de ese mito, si, mito, llamado Héctor Lavoe.
Trailer promocional de la pelicula El Cantante: