28.8.09
EL ULTIMO PIRATA
26.8.09
DEL MUERTO QUE ESTABA COMO MIRANDO UN GUANABANO...


El 25 de agosto de 1.962, es decir, hace 47 años, apareció un cadáver sobre la carretera que de Mateguadua conduce a Rio Loro. El diligente inspector de Policía, avisado del hecho, apresuradamente juramentó y posesionó a dos peritos y, en compañía de su secretario, emprendió la penosa labor de hacer el levantamiento de occiso.
Así comenzó lo que podría llamarse la aventura idiomática-forense-judicial más singular de que se tenga conocimiento por estos lados. No solo por la intensidad de la escena de sangre que se describe, sino también por la riqueza descriptiva, el uso libérrimo del lenguaje y la precisión deductiva de los investigadores.
Todo esto quedó plasmado en las actas cuyas imágenes presiden este post, prueba gráfica indiscutible de que nuestro medio judicial ha evolucionado. Levemente, pero ha evolucionado. Así que nos hemos dado a la tarea de extraer y destacar algunos apartes de este intrigante caso policíaco. La ortografía, copiada fielmente, es parte del encanto:
Objeto de la diligencia:
“… diligencia de levantamiento de un cadáver que fue allado muerto allí y que fue visto por unos campesinos que pasaban y al verlo que no se movía y que estaba encharcado de sangre lo reconocieron como muerto y avisaron al suscrito inspector…”
Descripción general, estado civil y profesión del occiso:
“…se encuentra sobre una charca de sangre el cadáver de un individuo de sexo masculino de unos 48 años de edad aproximadamente, al parecer casado porque tiene una argolla de matrimonio en el dedo anular de la mano izquierda, de profesión mecánico porque la ropa la tiene untada de grasa quemada, de piel morena tirando a negra, flaco, carepalo y medio canoso, y de unos 1,60 metros de altor, desconociéndose mas datos sobre la personalidad del muerto por tratarse de un hombre forastero y sin amistades en la región…”
Peculiaridades del cadáver:
“El cadáver del difunto se encuentra bocarriba, con la boca abierta y los ojos cerrados, con la cabeza medio ladiada como mirando un guanábano en completa producción, con el brazo derecho estirado hacia un lado y como saludando a alguna persona y el brazo izquierdo en estado de reposo, los pies semicruzados como haciendo el numero 4 (cuatro) y en aptitud totalmente rígida…”.
Descripción de las heridas:
“… presenta un machetazo en la cabeza que arrancó desde la raíz de la oreja hasta parar levemente en la altura del cráneo, otro en la quijada inferior con estracion dental de dos molares y un raigon, otro en el pecueso que le alcanzó a afectar un escapulario de trapo completamente borroso, otro en la paleta izquierda que alcanzó a llegar hasta cerca del espinazo, otro en la región del nalgatorio que le interesó mayormente la nalga derecha y parte del guesito de la alegría, otro en el cuadril derecho y dos en la canilla derecha…”
Otra peculiar anotación:
“Se ve claramente que los autores del asesinato no le pegaron mas machetazos al cadáver porque seguramente vieron que el muerto había dejado de existir…”
Esta antológica pieza forense demuestra que desde hace mucho tiempo la investigación judicial en Colombia estaba (y está) “como mirando un guanábano en plena producción”.
O no?
25.8.09
REFLEXIONES DE VENTANA
Ayer veía desde mi oficina a esta mujer limpiar ventanas en un cuarto piso, a más de doce metros de altura desde la calle. Se paraba sobre una cornisa de no más de quince o veinte centímetros, con una mano se agarraba del marco de la ventana y con la otra limpiaba con un trapo de arriba a abajo, de abajo a arriba…
Estuvo en eso casi media hora, mientras yo la observaba con el alma en vilo. Incluso, creo haberla visto tambalearse un par de veces.
Primero, me indigné con ella: cómo era posible que arriesgara así su vida por los pinches quince o veinte mil que con seguridad le pagaban por ese día de trabajo. Después, con su patrón/a, al que seguramente le importaba un rábano la vida de su empleada con tal de tener los vidrios de su ventana limpios.
Respiré con alivio cuando acabó. Pero un rato después, recordando esa imagen pensé que todos –o casi todos- alguna vez limpiamos las ventanas de alguien arriesgando algo, tanto o más valioso que la vida. O que, aun sin saberlo, alguien limpia las nuestras en las mismas peligrosas condiciones.
Solo me falta entender si vale la pena tantas ventanas limpias a costa de otros.
23.8.09
LO MAMÓN DE GABRIEL

Así que, con mano temblorosa, pagué la boleta para ver la ultima audacia cinematográfica nacional: “La Pasión de Gabriel”, una cintica de medio pelo que nuevamente me hundió en la más negra de las decepciones.
Decir que esta película tiene algún mérito mas allá de intentar conmovernos, sin lograrlo, por supuesto, con una historia manida de guerrilla, violencia, campesinos buenos, violentos malos, cura sacrificado, etc., sería exagerar. Nada en esta cinta, ni su guión mediocre y plano, ni su narrativa sosa y tan predecible como un atraco en la olla a las 2 de la mañana, ni sus actuaciones desganadas, como de obra escolar, es rescatable.
En esta cinta todo es tan simplón, tan horrorosamente plano, que pasa de lo dramático a lo tragicómico sin proponérselo, mas por fuerza de pegar desordenadamente una escena con otra, como una colcha de retazos, que por cuenta de la ilación lógica de lo que en la pantalla se va narrando.
No habrá, acaso, un alma caritativa que les diga a estos noveles guionistas y directores que una película es básicamente una historia. Y que toda buena historia necesita hilos dramáticos, giros argumentales o cosas parecidas, que muevan el interés del espectador y que lo involucren en la narración.
Además, ya es hora de que nos suelten con estas historias de violencia criolla, que no impresionan a nadie, mucho menos a gente como nosotros que con solo ojear un periódico o ver un noticiero quedamos despachados en esa materia.
No sé cuantos millones de pesos se están gastando los canales privados en estas soserías cinematográficas, pero es flaco, flaquísimo el favor que le están haciendo al cine nacional, que con estas “producciones” menores puramente consumistas, de fin de semana, están acelerando la muerte de este género que, por todo esto y más, no arranca y, probablemente, morirá enano.
21.8.09
19.8.09
GENÉTICA DE ESPEJO
El hombre y el niño se sentaron en una de las sillas vacías de la sala de recibo. Permanecieron en silencio un rato. Unos minutos después, el hombre se levantó y le dijo a la enfermera la razón de su visita. Ella lo miró con azoramiento: No sabía cómo responder a la solicitud del hombre. Pero el insistió.
La mujer vaciló unos segundos, pero después se decidió y entró al consultorio médico con gesto tímido. El médico de turno la miró inquisitivamente.
- Doctor, que pena, pero afuera hay un señor que necesita hablar con Ud.
- Es una consulta? – pregunto el médico.
- Bueno, no precisamente… - respondió la enfermera.
Y le contó que el hombre sospechaba que su mujer le era infiel y que necesitaba alguna prueba medica urgente que le confirmara que el niño que estaba con él era su hijo.
El médico, acostumbrado a lo más impensado, reflexionó un rato. Después, se asomó con disimulo a la sala de recibo y observó por algunos minutos al hombre y al niño que, sentados, esperaban. Una idea le cruzó la mente. Le ordenó a la enfermera:
- Dígale que pase al consultorio. Y vaya al baño, me descuelga el espejo y me lo lleva.
La mujer, aunque intrigada, obedeció. Mientras el hombre y el niño entraban al consultorio, fue presurosa por el espejo.
El médico entró al consultorio, saludó al hombre y miró al niño con atención mientras preguntaba por la razón de la consulta. El hombre le repitió lo que ya le había dicho a la enfermera.
- Hágame un examen a mí y al niño, dotoj, pa salij de esta duda tan verraca…
El médico fingió pensar unos minutos. Al llegar la enfermera con el espejo, le dijo al hombre:
- Bueno, te voy a hacer la mejor prueba médica que se ha inventado para saber si un hijo es o no es de uno. Se llama “Genética de Espejo”. De acuerdo?
El hombre asintió con la cabeza. El niño miraba con curiosidad la escena. El médico, después de pedirle a la enfermera que saliera, le ordenó al paciente:
- Quiero que te quités la ropa y también se la quitás al niño.
El hombre obedeció.
- Ahora, quiero que te pares frente al espejo y te veas muy bien. Ok.
El hombre, en silencio, se paró frente al espejo que se hallaba recostado en la pared. Y se miró por un largo rato. El médico le volvió a ordenar:
- Bueno, ahora quiero que te parés frente al niño y lo veas fijamente, y me vas diciendo si todo lo que te viste en el espejo, se parece: los ojos, la nariz, las orejas, la boca…, me entendiste?
- Si, dotoj…
Y el hombre, parado frente al niño, ambos desnudos, empezó a recitar: Los ojos, si se parecen; la nariz, si, dotoj, se parece bastante; las orejas, también se parecen… Y continuó así por un buen rato. Mientras tanto, el médico, muy serio, anotaba algo en su libreta.
Cuando terminó, el médico les ordenó que se vistieran y que fueran a su oficina para darle el resultado del “examen”. Después, el hombre y el niño se sentaron frente al escritorio del médico y esperaron en silencio:
- Bueno, después de hacerte este examen se puede determinar que existe un 87% de similitud genética entre ustedes dos. Eso quiere decir, en otras palabras, que este niño es hijo tuyo, no hay duda…
El hombre, entonces, sonrió de oreja a oreja. Abrazó al niño y se levantó tendiéndole la mano al médico. Se la apretó y le agradeció una y otra vez:
- No se imagina, dotoj, la tranquilidad tan verraca que me ha dado, con ese examen de gene … qué, dotoj?
- Genética de espejo.
- Eso mijmo, dotoj, graciaj, mucha graciaj…
El médico los acompañó hasta la puerta del puesto de salud y los vio desaparecer por la calle única y polvorienta del pueblo. El hombre se veía contento y el niño, tranquilo. Después volvió a su escritorio, se sentó y revisó lo que había anotado en su libreta: “A veces, una mentira que te hace feliz es mejor que una verdad que te amarga.”. Eso mismo, pensó.
LA CASA VACÍA
fantasma de sí misma, yace, yace,
la casa pasa por sus vidrios rotos,
penetra al comedor que está hecho trizas,
anida en las paredes desplomadas
18.8.09
DE LADRONES Y BABILLAS
Se escucha por toda la ciudad como el zumbido molesto y amenazante de un zancudo: Inseguridad, robos callejeros, asaltos aquí y allá… Es una reincidente letanía que en Cali parece no acabar nunca.
Lo escuche de mi papá, renegando por los parlantes de su carro, robados a plena luz del día al frente de la casa. También de la jovencita que me sacaba unas fotocopias en el norte mientras le contaba a su compañera de trabajo como le robaron el celular un par tipos en moto, uno de ellos armado. Y de mi vecino, asaltado a las 3 de la tarde en las puertas de Unicentro.
Y uno escucha el zumbido también molesto de las explicaciones y justificaciones, o del Alcalde, pidiéndonos paciencia y comprensión, pero ofreciendo poco o nada para mejorar la situación, o del jefe policial, prácticamente diciendo lo mismo o recitando unas estadísticas que increíblemente hablan de la disminución de los delitos violentos cuando en la calle la realidad es otra.
Qué hacemos? Cuidarnos nosotros mismos de dar papaya, que es prácticamente todo el tiempo. O reducirnos a vivir enclaustrados y vigilados en los ghettos en que se han convertido nuestras casas. Eso sí, temiendo que en cualquier momento nada de esto sirva y quedemos convertidos en algunos de esos números siniestros de la inseguridad que en Cali no da tregua.
Por eso recordaba el incidente del año pasado en Univalle, sede Meléndez, cuando un par de ladronzuelos cometieron alguna de sus fechorías contra algunos de los estudiantes de ese lugar. Detectados por la masa estudiantil, fueron perseguidos y uno de ellos, arrinconado por la turba –que aunque educada, no deja de ser turba-, fue prácticamente obligado a lanzarse a las aguas turbias del lago enclavado en la zona verde del campus.
Allí, el ladrón, acorralado entre la masa vociferante que al borde del lago se lo quería comer vivo, se veía indeciso entre seguir en su imposible escape fluvial o entregarse a sus perseguidores. Pero la decisión al final la tomó, como puede verse en el video de abajo, la cría de cocodrilo o babilla que vivía plácidamente por entonces en el lago, que ante la súbita invasión de su hábitat, la emprendió a dentelladas contra el intruso, ejerciendo así inesperada justicia contra el caco.
Moraleja: Contra el hampa, es mejor babilla presente y mordiente que policía ausente.
LA CASA VACIA
La casa yace, yace sin remedio, fantasma de sí misma, yace, yace, la casa pasa por sus vidrios rotos, penetra al comedor que está hec...

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"Si huele a caña, tabaco y brea, usted esta en Cali, ay, mire, vea..." dice la estrofa inicial de la cancion clasica de la Orques...
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Están por todas partes: En los negocios de los barrios y en los centros comerciales, en el sur y el norte de la ciudad y en las zonas popula...
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Hace algunos días un taxista, talvez compadecido por mi cara de aburrimiento, decidió amenizarme el viaje a la oficina contándome la histori...