31.7.07

LAS LAGRIMAS DE FABIOLITA

Todos la vimos llorar desconsoladamente, una y otra vez, durante muchos días. Todos la oímos hasta el cansancio contar sobre su dolor con gesto estoico y resignado. Todos visitamos virtualmente su casa, en donde, por razones que nadie supo, se aglutinó todo el poder mediático y político para transmitirnos en vivo en directo, como nos gusta a todos, la pesadumbre de la muerte infame de los ex diputados secuestrados y asesinados por las Farc.

Todos supimos que era la esposa o compañera de uno de ellos y que además, por su vena política, que se adivina con solo oírla hablar, se había convertido en la vocera inamovible de las familias de los plagiados.

Ella encarnaba la imagen perfecta de la viudez que deja por doquier la violencia desaforada desde hace décadas en este país. Todos reverenciamos esa imagen, nos solidarizamos automáticamente con ella y le creímos cuando, con gesto desvalido y triste, repetía que no tenía más fuerzas que para llorar su pérdida y que ninguna otra cosa deseaba.

Por eso, con la misma sorpresa que parecen haber encajado muchos de los lectores de
El Tiempo esta mañana –yo incluido- supimos que Fabiola Perdomo, la viuda lánguida de hace unos días, se prepara para lanzar su aguerrida candidatura a la Gobernación del Valle del Cauca, para lo cual, amén de su imagen fresca en la mente de todo el país (y del mundo, aunque esos votos no cuenten), anda esperando los resultados de una encuesta que le diga si tiene chance o no en la contienda electoral que se avecina.

Yo francamente me declaro sorprendido, como ya dije, y hasta un poco burlado. No porque Fabiolita no pueda lanzarse para gobernadora, ni mas faltaba (después de Apolinar Salcedo alcalde estoy convencido que político con éxito cualquier pelafustán puede serlo), ni porque sea ajena al mundo político y hasta al politiquero, pues es concejal desde hace varios años y pelechó sin tapujos burocráticamente durante la alcaldía del malhadado Polo. No es por eso, es por otra cosa.

Es que en esta candidatura hay cierto tufillo a oportunismo, a manipulación del sentimiento de solidaridad que despiertan las lágrimas y las grandes tragedias. O qué otro mérito tiene Fabiolita? O, para decirlo más claramente, qué tiene que ver su condición de viuda trágica con la gobernación del Valle?

Probablemente se lance y, en este absurdo mundo que es la política de estos lares, probablemente resulte elegida como el gallo tapado que todos quieren jugar contra Juan Carlos Abadía, el niñato imberbe que también quiere ser gobernador.

Sin embargo, sorprende y decepciona que todo ese dolor tan profusamente demostrado ante las cámaras por Fabiolita, sea ahora sospechosamente utilizado en un papel tan impensado para una mujer que unos pocos días atrás no quería más en la vida que llorar a su marido muerto.

Lagrimas por votos: Buen intercambio!

25.7.07

CURAS INCURABLES

Por estas fechas hace un año escribíamos en este post acerca de la proclividad de algunos curas a ser pederastas y cacorros y la de sus superiores a la alcahueteria y al tapen tapen.

Ahora, la tozuda realidad nos enrostra que tales conceptos eran, son y seguirán siendo ciertos dentro del clero colombiano. Contra la tendencia en otros paises, en los que el mea culpa fue la unica salida para enfrentar de verdad esta oscura realidad, aqui el tema sigue enmarañado bajo los argumentos simplones y cómplices de los ensotanados encargados de juzgar a sus colegas pederastas.

Ofende, por demas, el argumento de querer convertir a un tipo siniestro como el padre Rozo, confeso violador de su propio sobrino y de no se sabe cuantos niños mas, en inocente solo por el hecho de que ni la justicia ordinaria ni la eclesiastica lo pueden juzgar porque el transcurso del tiempo agotó esa posibilidad.

Una cosa es ser un culpable exonerado por cuenta de una norma procesal y otra muy distinta ser inocente. Esto, sin embargo, no lo entienden o no lo quieren entender los encargados de juzgar este tipo de casos dentro de la Iglesia Catolica colombiana, que seguramente por el ya mentado espiritu de cuerpo cobijan a sus ovejas mas descarriadas con el vergonzoso ropaje de la inocencia por decreto.

De todas formas queda para ellos, y para quienes los emulan y secundan, la justicia mas infalibe y segura de todas: la divina, encarnada en parte en el versículo del evangelio de Lucas, que asegura que a aquellos que escandalizan y violentan niños mas les valdría amarrarse una piedra de molino al cuello y arrojarse al mar.

Solo se lamentaría uno de la inmensa contaminación que generaría para los oceanos del mundo tanto ensotanado flotando en sus profundidades.

22.7.07

MITO AMENAZADO

Mito es una palabra raída por el uso, desdibujada por el abuso. Con ella, hoy por hoy, se califica casi cualquier cosa: un futbolista con destellos de grande, un cantante de un solo éxito, un político cuyo único merito es estar muerto… Todo, lo eximio y lo mediocre, parece caber en ella.

Por eso cuesta un tanto usarla para decir algo sobre Héctor Lavoe, El Cantante de los Cantantes, La Voz, muerto hace ya casi catorce años y vivo cada día por cuenta de su discografía, que siempre parece fresca y vibrante a pesar de los años que le caen incesantemente encima.

Pero habrá que usarla, a falta de una mejor palabra, para decir que si hay forma más eficaz para acabar con un mito será siempre la de intentar imitarlo o revivirlo (cualquiera de las dos posibilidades o las dos a la vez) de cualquier manera. De allí que tantos, después de Pelé o de Maradona, por poner un ejemplo, hayan sido inflados como sucesores para caer después aplastados por el olvido de un imaginario colectivo que, a pesar de los afanosos y desaforados intentos mediáticos, logra detectar el engaño y la falsa promesa del mito revivido.

Parece entonces que le ha llegado el turno a Héctor Lavoe, pues amenaza Hollywood con traerlo a la vida en la pantalla grande, encarnado por el huesudo Marc Anthony quien, acompañado de su esposa J Lo, la del notable y millonario trasero, se atreve a darle aliento artificial a la historia extraordinaria y trágica del legendario (por no decir mítico) cantante de La Fania.

Ya se había intentado en vida de Lavoe revivirlo. La codicia y la falta de escrúpulos de sus managers lo obligaron a recorrer en sus últimos días, como un fantasma, minusválido y balbuceante, varios escenarios antes de que falleciera. Duele ver esas imágenes, de allí que algunos prefieran más a su fantasma que sus últimas fotografías.

Podrá Marc Anthony transmitirnos, a la vez, la fuerza de las canciones y el desenfreno vital de Lavoe? Logrará superar el punto de la simple imitación de su voz y de su figura o podrá, con facultades histriónicas que nadie le conoce, personificar a una figura tan reconocida y amada en Latinoamérica? O es un simple truco publicitario para vendernos el reencauche de las canciones de El Cantante?

Tocará esperar a ver la película, cuyo estreno mundial se anuncia para agosto de este año. Pero anticiparía aquí que no sería bueno hacerse muchas ilusiones, ni por la actuación del matrimonio Anthony-López, ni por un tono especial y auténtico en la interpretación de las canciones de Lavoe que, a juzgar por el CD promocional, tiene algunos temas afortunados (se destacan El Cantante, Aguanile y Todo tiene su final), pero lejanos, muy lejanos, de la calidad interpretativa y el sello personal de ese mito, si, mito, llamado Héctor Lavoe.




Trailer promocional de la pelicula El Cantante:






10.5.07

LA BUENA Y LA MALA

La situación de Cali con la reciente destitución definitiva del alcalde Polo se parece dolorosamente a la del chiste viejo aquel de “te tengo dos noticias: una buena y una mala…”.

La buena, sin duda, es que al fin, después de varios fallidos intentos de sacar al deplorable alcalde que teníamos, se dio la cosa por la inesperada vía de una sanción disciplinaria que nadie esperaba siendo que recientemente la Fiscalía lo había absuelto de toda culpa penal.

Tarde, claro, se vino a dar esta salida a sombrerazos del que, con creces, resultó siendo el peor mandatario de la historia caleña. Y no lo decimos solo nosotros, sino también la constante opinión de la gente en las calles y las dicientes encuestas que periódicamente mostraban el deterioro justificado de la imagen de Apolinar Salcedo. Tarde, insistimos, porque ya el daño está hecho.

Este “negro, ciego y pobre”, como gustaba Polo de autocalificarse en ejercicio de su populismo ramplón, no solo demostró una gran ineptitud administrativa, rayana en la indolencia pura, sino que además les entregó impúdicamente el manejo de la cosa pública a los peores ejemplares de la fauna política local. Y ellos, por cierto, no desaprovecharon la ocasión de saquear lo que pudieron de forma tan descarada que algunos ahora permanecen encerrados por cuenta de sus excesos y corruptelas. Ni siquiera robar lo pudieron hacer bien.

Sin embargo, no hay dicha completa. De ahí la mala noticia, porque ahora se rumora que en reemplazo de Polo sería nombrado el señor Miguel Yusti, su secretario de Gobierno, quizás el más nefasto representante de la mediocridad y la corrupción que se podía encontrar en el malhadado gobierno saliente. Ojala, por el bien de esta ciudad, todo sea mero rumor.

Pero si no y sale verdad, será entonces una renovada pesadilla de seis meses. Y aunque parezca exagerado, seguramente la ciudad no aguantará tanto desbarate adicional.

Bueno, aunque, pensándolo bien, probablemente sí, en cuyo caso hay una noticia buena y una mala.

Cual quieren oír primero?

24.3.07

APOCALYPTO: LA PARABOLA DEL MIEDO


En una selva perdida de la Centroamérica prehispánica el joven aborigen Garra Jaguar recibe dos inesperadas lecciones: Una, la del miedo que atenaza el corazón de un hombre fugitivo y la otra, de los labios de su padre que le dice que el miedo es una enfermedad contagiosa porque contamina la paz de cada uno.

Por eso Apocapypto, la nueva película de Mel Gibson, se puede describir como una especie de canto épico a la lucha contra el miedo, ese temor ancestral y atávico que corroe el alma de los hombres y los pueblos y que los obliga, o a huir en desbandada para terminar al final perdiéndolo todo, o a enfrentar al peligro y a la misma muerte como único y desesperado remedio.

Tal vez por eso mismo es una cinta angustiosa y sangrienta, que trepida a través de una cámara vibrante cuyo lente frenético nos sumerge en el vértigo de la historia de este hombre elemental y de su pequeño pueblo sojuzgado violentamente, mientras nos sacude con la ya habitual dosis de sangre de la que Mel Gibson, como viene sucediendo con su reciente filmografía (Corazón Valiente, La Pasión de Cristo) se sirve como pluma y como lienzo.

Pero Apocapypto tiene ingredientes novedosos que la tornan, a su vez, en lirica denuncia: La barbarie es el síntoma más claro de la decrepitud de una sociedad y la historia nos lo recuerda con frecuencia. De allí que a partir de una bucólica escena de caza en lo profundo de una exuberante selva americana este filme nos conduce sin pausa, cortando el aliento, a la sinrazón de la brutalidad de la esclavitud, la humillación y la muerte en el marco de una ciudad imperial en cuyos extramuros se ven hileras de fantasmas cubiertos de sílice y de ignominia, desiertos desolados, cadáveres apilados, y en su interior, una alta y ensangrentada pirámide de la cual caen cuerpos y cabezas que es, a la vez, símbolo de la mezcla irracional de fanatismo y decadencia moral.

Apocapypto conmociona, de eso no hay duda. Es más, está diseñada para eso. Los recursos narrativos –por ejemplo, los actores son todos naturales y los diálogos transcurren en su totalidad en dialecto indígena- tienen esa intención, además de un subyacente discurso indigenista y ecológico. De esta forma Gibson pretende mostrarnos sin rodeos que el miedo nos acecha y nos atrapa, no importa cuán seguros nos sintamos.

Y que, además, tiene muchas caras: La de un invasor que rabiosamente nos ataca una mañana cualquiera, la de un niño impotente que llora su súbito abandono, la de una fiera que quiere devorarnos en medio de una fuga desesperada o la de un asesino desalmado que esgrime un agudo cuchillo para extirparnos el corazón. Así que el miedo es omnipresente y a veces, parece invencible. Esta película nos muestra sin ambages esa realidad.


Pero también al final de esta excelente parábola visual se nos enseña, con deliberado discurso de imágenes, que toda pesadilla acaba y que el miedo, si lo enfrentamos, nos da un respiro y la posibilidad de un nuevo comienzo.


Así la pesadilla siguiente, claro, amenace con ser peor.

LA CASA VACIA

La casa yace, yace sin remedio, fantasma de sí misma, yace, yace, la casa pasa por sus vidrios rotos, penetra al comedor que está hec...