22.1.08

EL LENGUAJE EN LOS TIEMPOS DE LA CÓLERA

“Dime ¿quién te cedió la palabra?, te pones a hablar, luego nadie te calla...porque no lo piensas y no lo dices, ¿es que no te cansas de meter las narices?, ¿por qué no te ahorras tus comentarios?, ¿por qué te tendremos que escuchar a diario?”
Grupo Molotov
Tengo ya varios años, mas de los que desearía, de estar vivito y coleando y no recuerdo ni en lo que he visto, oído o leído una escena histórica siquiera similar a esta lamentable que vivimos hoy los colombianos a manos (o a labios, mejor) del verborreico y patán presidente de Venezuela.

Recuerdo haber leído que Churchill trataba a la Alemania nazi de “eje del mal”. Y eso que Hitler era quien era. Pero nada más. O que Nikita Kruschev se quitó un zapato en medio de una asamblea de la ONU para golpear el atril. Pero, aparte de la pecueca circundante, ninguna ofensa personal. O haber visto y oído hasta hace algunos años al mismísimo Fidel Castro, némesis político del “orangután del Orinoco” (como le dicen a Chavez en España) referirse cruda y sarcásticamente por horas a sus archienemigos gringos. Pero nada más.

Sin embargo, este nuevo Urogallo venezolano, con pinta mas de chafarote o, máximo, de sargento de pueblo que de otra cosa, ha descendido al lenguaje de malevo más recalcitrante que uno pudiera recordar y concebir en tan alto dignatario como lo es el Presidente de un país. Y no parece querer detenerse.

Todos sospechamos, claro, que detrás de todo ese aspaviento de pandillero de Chavez se esconde un propósito distinto de lo que las densas ofensas permiten adivinar. Algunos especulan sobre un pago de favores a las Farc; otros, la intención de inventarse un enemigo externo que le permita escabullirse de la pésima situación interna; algunos, incluso, afirman que se trata de las rabietas de una loca brava, perdidamente enamorada de Uribe, azuzada por el desplante en el asunto humanitario. Como se ve, hipótesis no faltan.

Aunque con la sorprendente y acertadísima estrategia del silencio con que ha respondido Uribe (sorprende, digo, conociéndole el geniecito que internamente se gasta) parece irse apagando la hoguera verbal, subsiste el hecho de que la actitud de Chavez, de alguna forma, nos ha ofendido a todos los colombianos. No tanto por uno querer o no a Uribe, sino por tratarse de un trato injusto y desmedido a quien, para bien o para mal, nos representa como nación.

Y esa herida abierta, me temo, no se va a cerrar así no más. Incluso, aun si Chavez decidiera de un momento a otro volverse un lord inglés. De todas maneras, cada vez que lo veamos al frente de un micrófono vestido con su estridente camisa roja, sospecharemos siempre la vecindad de un insulto o de una malquerencia. Esa imagen nunca se va a borrar.

Por todo esto, queda confirmado una vez más que siempre tendrá carácter más letal una lengua viperina que un disparo. Así venga disfrazada de ayuda humanitaria.
(La frase inicial la copié del blog de nuestro amigo Doctor Comic. El sabrá disculpar la majaderia)


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