Y habló doña Virgina Vallejo. Y habló mucho, sentada frente a la cámara en una especie de pose perfilada por la izquierda y contra un fondo blanco y sin forma. Se despachó, como se dice, contra casi todo el mundo y señaló a los que en su conocimiento son los complotados en el asesinato de Galán, en el magnicidio de Lara Bonilla, en la hecatombe del Palacio de Justicia, en la corrupción de la campaña de Samper… Si el video dura media hora mas, seguro que nos devela a los asesinos de Gaitán.
Es probable que esta mujer conozca de algunas de estas cosas. Bajo las sabanas, dice un viejo refrán, no existen secretos. Así que es plausible que en su presencia Pablo Escobar hubiera hablado de asesinatos y atentados sin problema. Y que incluso lo hubiese hecho Santofimio en el contexto de que Virginia jamás se atrevería a revelar un secreto del temible capo, precisamente por eso, por temible. El miedo, se sabe, asegura secretos.
Pero, salvo su enfático “yo acuso” contra el político, todo lo demás entra en tantas vaguedades y contradicciones que, bajo el humo del escándalo, no pervive nada que en realidad sorprenda y tenga validez como prueba. Casi todo lo que dijo la ex diva lo sabemos los colombianos de una forma u otra. Así que sumarle otra voz a las sospechas, a pesar de su innegable espectacularidad, ni las vuelve evidencia ni aporta nada a los hechos.
¿Le sirve al país todo esto? Lo dudo. O mejor, si sirve, pero para continuar con el deporte que más nos gusta: Comer prójimo y seguir viviendo con el ojo en el retrovisor. Si bien ciertos hechos, por su gravedad y su repercusión, requieren verdad y justicia, también es cierto que si estas dos necesidades se siguen supliendo con despliegues mediáticos como el de la señora Vallejo, no habrá ni una cosa ni la otra.
Solo se lograrán abrir nuevas puertas para que los periodistas amarillistas, los intocables sospechosos y los dudosos testigos de siempre, nos sigan dictando una historia risible y novelesca.
Mejor que el revuelo por las declaraciones de la Vallejo está la pelea entre EL TIEMPO y RCN. En su editorial de hoy el primero desestima desde la veracidad hasta la utilidad de dichas declaraciones. En el noticiero del mediodia RCN tachan a los de EL TIEMPO de envidiosos y se hace amplio recuento de las reacciones contra el editorial. Por su parte, en el Canal CARACOL no han dicho ni jota sobre las mentadas declaraciones.
Antes de temporada llegó el huracán Virginia a nuestros lares.
Es probable que esta mujer conozca de algunas de estas cosas. Bajo las sabanas, dice un viejo refrán, no existen secretos. Así que es plausible que en su presencia Pablo Escobar hubiera hablado de asesinatos y atentados sin problema. Y que incluso lo hubiese hecho Santofimio en el contexto de que Virginia jamás se atrevería a revelar un secreto del temible capo, precisamente por eso, por temible. El miedo, se sabe, asegura secretos.
Pero, salvo su enfático “yo acuso” contra el político, todo lo demás entra en tantas vaguedades y contradicciones que, bajo el humo del escándalo, no pervive nada que en realidad sorprenda y tenga validez como prueba. Casi todo lo que dijo la ex diva lo sabemos los colombianos de una forma u otra. Así que sumarle otra voz a las sospechas, a pesar de su innegable espectacularidad, ni las vuelve evidencia ni aporta nada a los hechos.
¿Le sirve al país todo esto? Lo dudo. O mejor, si sirve, pero para continuar con el deporte que más nos gusta: Comer prójimo y seguir viviendo con el ojo en el retrovisor. Si bien ciertos hechos, por su gravedad y su repercusión, requieren verdad y justicia, también es cierto que si estas dos necesidades se siguen supliendo con despliegues mediáticos como el de la señora Vallejo, no habrá ni una cosa ni la otra.
Solo se lograrán abrir nuevas puertas para que los periodistas amarillistas, los intocables sospechosos y los dudosos testigos de siempre, nos sigan dictando una historia risible y novelesca.
Mejor que el revuelo por las declaraciones de la Vallejo está la pelea entre EL TIEMPO y RCN. En su editorial de hoy el primero desestima desde la veracidad hasta la utilidad de dichas declaraciones. En el noticiero del mediodia RCN tachan a los de EL TIEMPO de envidiosos y se hace amplio recuento de las reacciones contra el editorial. Por su parte, en el Canal CARACOL no han dicho ni jota sobre las mentadas declaraciones.
Antes de temporada llegó el huracán Virginia a nuestros lares.
Barajemola un poco mas despacio, quienes deben hablar,no hablan , temen inmiscuirse por miedo a que tal vez otra Virginia los involucre y como hay tanto rabo de paja nadie se acerca a la candela,en un silencio sepulcral y tenso los altos conductores de nuestra politica tan cercanos un dia a las mafias y que tangencialmente estan rozando con las memorias de la "diva",esperan nerviosos que pase el chaparron,la experiencia les muestra que tambien los pillos sienten remordimientos o ante la indefension y una larga pena ,teniendo ya muy poco que perder,deciden cantar sus fechorias y develar a sus autores intelectuales e instigadores quienes siguen gozando de libertad y prestancia social, su sola acusacion es facil "demolerla"con la maquinaria politica que los defiende,mas aun cuando se cobijan con el mismo manto de la corrupcion,el silencio es su salvacion,mientras se archiva el asunto, acusaciones de pillos quienes saben mas que cualquier investigador sobre el intringulis de sus crimenes ,conocedores de quienes los instigaron o planearon sus fechorias,sumadas a las declaraciones de ex-amates quienes supieron de sus acciones delictivas cuando creian capitalizar meritos para deslumbrar a sus hembras.
ResponderBorrarEs tiempo de cambiar el sistema, asesinos medio arrepentidos , ex-amantes dolidas y vengativas pueden aportar mas a erradicar la corrupcion que un ejercito de taimados investigadores.
Asi Vopa que a oir a cuantos Popeyes y Virginias se lancen al ruedo, que diria si la monita retrechera hubiera contado sus historias?
Retrechero