La reciente muerte del estudiante Johny Silva dentro del campus de la Universidad del Valle y la polémica desatada alrededor de este hecho me recuerda la novela El Titiritero de Gustavo Álvarez Gardeazabal.
Escrita hace ya varias décadas, en medio del fragor de las luchas universitarias de los años 70, si mi memoria no me falla, se basa en un hecho similar ocurrido en Cali en aquella época. Narra, con el desfachatado estilo del autor y desde las perspectivas enfrentadas de quienes, por un lado, pretendían crear un mártir que sirviera de icono de la lucha revolucionaria estudiantil y, por el otro, los que señalaban al muerto como un peligroso delincuente, como la información sobre el hecho y, en especial, sobre la personalidad del estudiante asesinado, se manipula al extremo para desinformar y para ganar adeptos en pro o en contra de las recalcitrante opiniones de los bandos enfrentados. Detrás de esa muerte, un invisible titiritero manipulaba los hilos siniestros de la mentira para ocultar la verdad a favor de un propósito que para cada uno era suficiente justificación.
En Popayán, hacia finales de los 70 también recuerdo el asesinato, a manos supuestamente del Ejército, del estudiante Tuto González, hermano del ex ministro Camilo González, actual y prominente figura intelectual de la izquierda. En su tiempo, el nombre de Tuto sirvió de bandera de protesta en cuanto mitin universitario se celebraba y su nombre, a punta de graffitis y volantes, se volvió famoso, convirtiéndose en una especie de leyenda que todavía se recuerda en esos lares. Sin embargo, sobre la forma y la autoría exacta de su muerte nunca nada se supo. ¿Para qué? A unos les servia su muerte como martirio, por lo que el responsable era el Estado opresor. Y al Estado no le convenía llegar al fondo del asunto para no darles más argumentos a sus opositores, siendo que todo parecía indicar que sí fueron militares los autores del asesinato. Por ende, convenientemente la nebulosa del tiempo sepultó el hecho en el olvido, a excepción de su familia, que seguramente lo recuerdan como hijo o hermano, no como mártir.
Ahora, el debate en Cali se ha centrado sobre la responsabilidad o no de la Policía, a través del ESMAD, en el homicidio de este joven. Mientras casi todo el estamento universitario, respaldado por el Gobernador del Valle, señala que las fuerzas policiales sí entraron a la sede de la Universidad, ubicadas en el sur de la ciudad, el comandante de esta institución niega esa circunstancia. Este último aduce que no existe evidencia alguna al respecto y que las autoridades universitarias se basan para su señalamiento en testimonios dudosos. Obviamente, también niega de entrada la posibilidad que haya sido una bala oficial la que segó la vida de Johny Silva, pues afirma que los miembros de la fuerza antimotines no acuden armados con armas de fuego a reprimir escaramuzas como las del pasado 22 de septiembre.
Sobre esta situación publicamos aquí dos fotografías, aparentemente tomadas el día de los hechos, en donde se ve claramente a la Policía dentro del predio universitario. Incluso, en la página donde se publicaron, aparece una fotografía más, prácticamente en primer plano, del estudiante muerto, cuyo rostro se aprecia bañado en sangre. Curiosamente estas fotografías no han aparecido publicadas en los medios de comunicación, siendo que, al menos en principio, son piezas probatorias importantes en el esclarecimiento de esta grave situación.
Lo que llama la atención es la posición de la Policía que, a través de su comandante en Cali, coronel Gómez Méndez, niega rotundamente el ingreso a la universidad, pero que plantea, a su vez, una interesante disyuntiva: Y sí la fuerza policial entró, que podía impedir jurídica o legalmente que lo hiciera, siendo que a esta institución le está otorgada la función de reprimir el delito en cualquier lugar del territorio nacional y que la llamada autonomía universitaria no exime a las universidades de la aplicación de la autoridad en esta materia. La aclaración se hace porque existe en el ambiente la creencia de que si la Policía entró ilegalmente a la Universidad eso automáticamente la convierte en responsable de la muerte del estudiante, lo cual no es necesariamente cierto.
En principio, podría caberle razón al comandante policial. La Constitución le otorga a las autoridades policiales la función de reprimir el delito a lo largo y ancho del territorio nacional, función dentro de la cual puede, en los casos de flagrancia, capturar personas y allanar inmuebles sin previa orden judicial. Y de esta jurisdicción no están eximidas, que sepamos, las universidades, por mas autónomas que se declaren en la misma Carta Fundamental. De esta forma, si un grupo de vándalos, que pueden o no ser estudiantes universitarios, se dedican a dañar automóviles y apedrear edificios en plena vía publica, en ejercicio de un supuesto derecho a protestar violentamente contra algo o alguien (el TLC, en este caso), no se puede aceptar que después de los desmanes corran a cobijarse en los predios de la universidad como si este fuera un territorio blindado contra la acción legítima de la fuerza publica. En tales casos, el operativo policial se encuentra respaldado en el contexto del derecho y la ley.
Pero el hecho de que la Policía esté amparada por la ley para reprimir una asonada estudiantil, no la habilita para emplear una fuerza excesiva y letal, que resulte en daños graves en la integridad física de los involucrados, o en su muerte. La mayoría de los países tienen como norma dotar a sus fuerzas policivas de elementos coercitivos, tales como balas de goma, chorros de agua y gases lacrimógenos, para efectos de reprimir protestas y mítines callejeros. Por tanto, a un operativo de esta clase no puede acudir la Policía dotada con armas de fuego. Y aunque es probable que en el curso de las acciones se presenten ataques armados contra la Fuerza Publica, nada extraño en un país como el nuestro, tampoco esta situación la faculta para abrir fuego indiscriminadamente en un escenario en donde se mezclan culpables con inocentes, y el riesgo de herir o matar a ciudadanos inermes es altísimo.
En el caso de Johny Silva, las primeras indagaciones muestran que el proyectil disparado sería de un arma corta, probablemente tipo pistola. Sin embargo, la fotografía que mencionamos parece mostrar que sufrió varias heridas, dada la profusión de sangre que se aprecia, que no es común en heridas provocadas con este tipo de armas. O que el disparo recibido pudo ser con un arma larga, que ocasiona gran daño físico dada la dimensión y la alta velocidad de sus proyectiles. Por otro lado, al parecer el tipo de proyectil no correspondería a los que usan las fuerzas policiales. Por tanto, como es inevitable, deberá esperarse a que se efectúen todas las exhaustivas investigaciones del caso para sacar conclusiones definitivas.
Lo que si se reclama es que, al menos en este caso, se haga de verdad una investigación seria, que permita saber a ciencia cierta frente a toda la ciudadanía caleña, y en especial a la dolorida familia de este joven, que fue lo que pasó esa fatídica tarde. Probablemente, Johny estaba en el lugar de su asesinato pretendiendo estudiar con el ahínco y la dedicación que su familia y sus amigos declaran que lo hacia, tal vez con el propósito soñado de ser un profesional y de ayudar a su humilde familia. Pero de lo que si estoy seguro es que, cualquier cosa que estuviera haciendo o pensando, nada tenia que ver con convertirse en un mártir forzoso de una causa que, por ahora, nadie tiene clara ni nadie entiende.
Paz en su tumba.
Escrita hace ya varias décadas, en medio del fragor de las luchas universitarias de los años 70, si mi memoria no me falla, se basa en un hecho similar ocurrido en Cali en aquella época. Narra, con el desfachatado estilo del autor y desde las perspectivas enfrentadas de quienes, por un lado, pretendían crear un mártir que sirviera de icono de la lucha revolucionaria estudiantil y, por el otro, los que señalaban al muerto como un peligroso delincuente, como la información sobre el hecho y, en especial, sobre la personalidad del estudiante asesinado, se manipula al extremo para desinformar y para ganar adeptos en pro o en contra de las recalcitrante opiniones de los bandos enfrentados. Detrás de esa muerte, un invisible titiritero manipulaba los hilos siniestros de la mentira para ocultar la verdad a favor de un propósito que para cada uno era suficiente justificación.
En Popayán, hacia finales de los 70 también recuerdo el asesinato, a manos supuestamente del Ejército, del estudiante Tuto González, hermano del ex ministro Camilo González, actual y prominente figura intelectual de la izquierda. En su tiempo, el nombre de Tuto sirvió de bandera de protesta en cuanto mitin universitario se celebraba y su nombre, a punta de graffitis y volantes, se volvió famoso, convirtiéndose en una especie de leyenda que todavía se recuerda en esos lares. Sin embargo, sobre la forma y la autoría exacta de su muerte nunca nada se supo. ¿Para qué? A unos les servia su muerte como martirio, por lo que el responsable era el Estado opresor. Y al Estado no le convenía llegar al fondo del asunto para no darles más argumentos a sus opositores, siendo que todo parecía indicar que sí fueron militares los autores del asesinato. Por ende, convenientemente la nebulosa del tiempo sepultó el hecho en el olvido, a excepción de su familia, que seguramente lo recuerdan como hijo o hermano, no como mártir.
Ahora, el debate en Cali se ha centrado sobre la responsabilidad o no de la Policía, a través del ESMAD, en el homicidio de este joven. Mientras casi todo el estamento universitario, respaldado por el Gobernador del Valle, señala que las fuerzas policiales sí entraron a la sede de la Universidad, ubicadas en el sur de la ciudad, el comandante de esta institución niega esa circunstancia. Este último aduce que no existe evidencia alguna al respecto y que las autoridades universitarias se basan para su señalamiento en testimonios dudosos. Obviamente, también niega de entrada la posibilidad que haya sido una bala oficial la que segó la vida de Johny Silva, pues afirma que los miembros de la fuerza antimotines no acuden armados con armas de fuego a reprimir escaramuzas como las del pasado 22 de septiembre.
Sobre esta situación publicamos aquí dos fotografías, aparentemente tomadas el día de los hechos, en donde se ve claramente a la Policía dentro del predio universitario. Incluso, en la página donde se publicaron, aparece una fotografía más, prácticamente en primer plano, del estudiante muerto, cuyo rostro se aprecia bañado en sangre. Curiosamente estas fotografías no han aparecido publicadas en los medios de comunicación, siendo que, al menos en principio, son piezas probatorias importantes en el esclarecimiento de esta grave situación.
Lo que llama la atención es la posición de la Policía que, a través de su comandante en Cali, coronel Gómez Méndez, niega rotundamente el ingreso a la universidad, pero que plantea, a su vez, una interesante disyuntiva: Y sí la fuerza policial entró, que podía impedir jurídica o legalmente que lo hiciera, siendo que a esta institución le está otorgada la función de reprimir el delito en cualquier lugar del territorio nacional y que la llamada autonomía universitaria no exime a las universidades de la aplicación de la autoridad en esta materia. La aclaración se hace porque existe en el ambiente la creencia de que si la Policía entró ilegalmente a la Universidad eso automáticamente la convierte en responsable de la muerte del estudiante, lo cual no es necesariamente cierto.
En principio, podría caberle razón al comandante policial. La Constitución le otorga a las autoridades policiales la función de reprimir el delito a lo largo y ancho del territorio nacional, función dentro de la cual puede, en los casos de flagrancia, capturar personas y allanar inmuebles sin previa orden judicial. Y de esta jurisdicción no están eximidas, que sepamos, las universidades, por mas autónomas que se declaren en la misma Carta Fundamental. De esta forma, si un grupo de vándalos, que pueden o no ser estudiantes universitarios, se dedican a dañar automóviles y apedrear edificios en plena vía publica, en ejercicio de un supuesto derecho a protestar violentamente contra algo o alguien (el TLC, en este caso), no se puede aceptar que después de los desmanes corran a cobijarse en los predios de la universidad como si este fuera un territorio blindado contra la acción legítima de la fuerza publica. En tales casos, el operativo policial se encuentra respaldado en el contexto del derecho y la ley.
Pero el hecho de que la Policía esté amparada por la ley para reprimir una asonada estudiantil, no la habilita para emplear una fuerza excesiva y letal, que resulte en daños graves en la integridad física de los involucrados, o en su muerte. La mayoría de los países tienen como norma dotar a sus fuerzas policivas de elementos coercitivos, tales como balas de goma, chorros de agua y gases lacrimógenos, para efectos de reprimir protestas y mítines callejeros. Por tanto, a un operativo de esta clase no puede acudir la Policía dotada con armas de fuego. Y aunque es probable que en el curso de las acciones se presenten ataques armados contra la Fuerza Publica, nada extraño en un país como el nuestro, tampoco esta situación la faculta para abrir fuego indiscriminadamente en un escenario en donde se mezclan culpables con inocentes, y el riesgo de herir o matar a ciudadanos inermes es altísimo.
En el caso de Johny Silva, las primeras indagaciones muestran que el proyectil disparado sería de un arma corta, probablemente tipo pistola. Sin embargo, la fotografía que mencionamos parece mostrar que sufrió varias heridas, dada la profusión de sangre que se aprecia, que no es común en heridas provocadas con este tipo de armas. O que el disparo recibido pudo ser con un arma larga, que ocasiona gran daño físico dada la dimensión y la alta velocidad de sus proyectiles. Por otro lado, al parecer el tipo de proyectil no correspondería a los que usan las fuerzas policiales. Por tanto, como es inevitable, deberá esperarse a que se efectúen todas las exhaustivas investigaciones del caso para sacar conclusiones definitivas.
Lo que si se reclama es que, al menos en este caso, se haga de verdad una investigación seria, que permita saber a ciencia cierta frente a toda la ciudadanía caleña, y en especial a la dolorida familia de este joven, que fue lo que pasó esa fatídica tarde. Probablemente, Johny estaba en el lugar de su asesinato pretendiendo estudiar con el ahínco y la dedicación que su familia y sus amigos declaran que lo hacia, tal vez con el propósito soñado de ser un profesional y de ayudar a su humilde familia. Pero de lo que si estoy seguro es que, cualquier cosa que estuviera haciendo o pensando, nada tenia que ver con convertirse en un mártir forzoso de una causa que, por ahora, nadie tiene clara ni nadie entiende.
Paz en su tumba.
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ResponderBorrarIgual ha ocurrido en la Universidad Nacional durante varios años. Se me viene el caso de Giovanny Blanco, estudiante de medicina, asesinado durante los disturbios que ocurrieron trás la visita de Bill Clinton a Colombia (2001).
ResponderBorrarAlgún día, deberemos algo más que un tributo a todos los muertos de la violencia política institucionalizada en Colombia.
Es como con los accidentes de tránsito. El caso Kaleth Morales es un buen ejemplo. "El hueco asesino". Claro, seguramente iba a 20kms/h cuando cogió el hueco.
ResponderBorrarLo mismo pasa con estas manifestaciones, independientemente de que nunca entenderé que pretenden aparte de llamar la atención ... ¿de veritas creen que se va a parar el TLC porque le echaron piedra al carro de un poco de infelices que tuvieron la desdicha de pasar por ahi? Que con gritar risibles consignas tipo "el pueblo unido jamás será vencido" en manifestaciones ... va a pasar algo? Que con tirarse el tráfico, hacerle perder tiempo y dinero a toda una ciudad ... ¿los gringos van a retirarse de irak?
Pues bien: si aparece un estudiante muerto en extrañas circunstancias no es precisamente porque estaba rezando el rosario muy duro. Y no me vengan con "el compañero estaba manifestandóse según lo establecido en la constitución, en contra de la opresión yanqui". A nadie le pegan un tiro de fusil porque sí. Bueno, no siempre. Como dice el narrador de Fox Sports del futbol ingles ... al tipo lo mataron "Por buen tipo".
Nunca olvidaré cuando mataron a un policía en la nacional con una "papa". Fue poco menos que una victoria para los manifestantes. Después no hubo una pedrea para pedir el fin de las pedreas. Nada de marchas, nada de nada, tombo hijuemadre, bien merecido se lo tenía por sapo dirían muchos de los presentes. Eso si: ay de que le pase algo a un estudiante. Pobrecitos, si están ofuscaditos! Estan en todo su derecho de tirar piedra desde la universidad, no ve que la autonomía universitaria se los permite? Ellos tienen todo el derecho de agredir al que se les atraviese (empezando por la policía, tradicionalmente), pero eso si, ay de que algo les pase. Que pena, pero si eso no es doble moral e hipocresía, ¿entonces que?
PD.
Que la policía abusa? Si, y no debería. Tampoco es la palabra correcta. Pero eso si: siempre serán los malos de la película.
Vopa, es muy llamativo de la vida colombiana eso de explicar lo atroz con banalidades y argumentos generales que no terminan diciendo nada. Pongo un ejemplo: "La universidad es el recinto propio para debatir las ideas y ejercer el derecho constitucional de protestar cuando algo o alguien esté en contra de lo que piensen algunos o muchos estudiantes".
ResponderBorrarEs decir, no es que los estudiantes salgan a hacer destrozos, sino que antes el FMI se proclamó en contra de lo que pensaban los estudiantes.
Y eso de que la universidad es el sitio propio para debatir ideas... Uno tiende a pensar que las instituciones educativas sirven para que la gente aprenda algo, pero las universidades colombianas, particularmente las públicas, en las que se gastan los recursos de los pobres en asegurar las rentas de los ricos, sólo sirven para convencer a los estudiantes de que ellos ya saben, de que no necesitan aprender nada sino salir a ejercer su derecho constitucional matando policías y quemando carros.
Es muy grave decir que la causa de los estudiantes no la tiene clara nadie ni la entiende nadie. Sin las decenas de muertos de los setenta y ochenta no se habría impuesto la Constitución del 91, precisamente la norma que asegura las rentas de los estudiantes de entonces y graduados de hoy.
Hay varias cosas que la experiencia nos puede demostrar. La primera es que los que tiraban piedra en los setenta mayoritariamente son hoy personas acomodadas cuyos hijos van a universidades privadas de elite. ¿Aprendieron a hacer algo esas personas en la universidad? Sí, claro: aprendieron a hacer presión, a vociferar, a amenazar, a recitar la frase revolucionaria. Ésa es la "educación" que se imparte en esos antros porque esos elementos (y toda la industria del secuestro y las castraciones de policías en público son sólo una parte del "movimiento estudiantil") sólo expresan la cuestión de fondo: el afán de mantener la estructura social de la Colonia, de garantizar las rentas de los que nunca han trabajado y nunca trabajarán.
Cualquiera que conozca un poco la historia del sindicalismo estatal en Colombia, o las biografías de esos revolucionarios, lo podrá confirmar. Y también en el rendimiento y la calidad de esos "profesionales". Cuando Alberto Carrasquilla era columnista de El Espectador (antes que de El Tiempo), comentó una vez que en Telecom sobraban dos tercios del personal. ¿Quién se aseguraba esos empleos en los que a menudo sólo había que ir a cobrar la nómina? Sin la menor duda, los que habían establecido los contactos en las algaradas universitarias.
Las mismas manifestaciones contra el TLC son manifestación de lo mismo: ¿es que no hay un gobierno legítimo que negocia esas cosas en nombre de la sociedad y unos medios de hacer valer las opiniones discordantes? Sencillamente, los superiores sociales (pues se trata sólo de eso, de las castas de parásitos de siempre, es que hay que conocer un poco la historia de Colombia) dictaminan que eso no les gusta y van y ejercen toda la violencia que quieren contra el mobiliario urbano, contra los comercios, contra los policías, etc. El hecho de que al final nunca haya detenidos que paguen por sus tropelías es indicativo de lo que sucede realmente en esos tumultos.
Así, el motín es manifestación de un orden distinto a la legalidad, que primero imponen los estudiantes afiliados a las organizaciones "revolucionarias" sobre los demás y después sobre el resto de la sociedad. Nadie debe olvidar que la policía es "fuerza disponible", muchachos a los que se manda a matarse para impedir que los hijos de los patricios (en realidad los matones a los que engatusan, pues los hijos de los patricios, futuros congresistas y magistrados, saben cuidar bien sus espaldas) destruyan la ciudad.
Yo creo que la verdadera función de la universidad pública colombiana es formar esos grupos de presión. No sólo las guerrillas sino también los cientos de ONG que organizan y dirigen todas las campañas de la tropa rústica salen de la universidad y de su "discusión" (sólo hay que "discutir" un poco con la turba de matones para saber cuál es la "discusión" que se impone ahí).
En los últimos meses ha habido un paro en la Pedagógica de Bogotá: son semanas y semanas sin clases, en las que la "organización" de los estudiantes impone el orden que les da la gana a sus jefes (en realidad a los jefes revolucionarios, que son profesores, dirigentes de FECODE, etc., que a su vez fueron dirigentes estudiantiles en los ochenta, cuyos padres a su vez fueron estudiantes rebeldes en los cincuenta y así hasta los mismos encomenderos). Por conocer estudiantes de esa universidad sé que la principal función de los profesores es convencerlos de que es más urgente cambiar el país que aprender las materias que teóricamente están estudiando.
Y explicándolo un poco en lenguaje "neoliberal", lo cierto es que los estudiantes siguen con entusiasmo esa "enseñanza": si uno ve desde fuera que los estudiantes que van a ser maestros renuncian a aprender otra cosa que la violencia como medio de imponer sus aspiraciones debe juzgar que ese método es el más eficaz, y si se pone a pensar en las increíbles prebendas de los maestros, en la doble pensión, en los aumentos de sueldo por estudiar, en tantas ventajas que no tiene ningún maestro en comparación con el resto de la población en ningún país del mundo, le resulta confirmada esa sospecha.
Tirar piedra es la verdadera profesión de esos profesionales y las masacres y bombas sólo son el paso siguiente. Por eso uno nunca encuentra a nadie pensando en crear una empresa. Si se tienen los contactos y la fuerza para imponer las "reivindicaciones", siempre saldrá el empleo estatal en el que no hay más que mostrar lealtad a los compañeros y recitar la retórica que convenga en cada caso.
Muchas de esas muertes de estudiantes, la mayoría, se deben a iniciativas "espontáneas" de militares o policías de diverso rango. Es que tratándose de gente sencilla que sufre una agresión que no ha buscado, no es tan difícil que busquen esa forma de contener a las turbas violentas. Sería preferible un cuerpo muy profesional y eficiente, pero como eso es lo que no hay, queda la alternativa de una fuerza pública que no puede contener a los estudiantes que los apedrean, que resulta realmente vencida por los revolucionarios.
Porque el problema no es la reacción de unos mercenarios bastante primitivos sino aquello que la provoca, como cuando a uno le violan a una hija y pierde la compostura tratando a los violadores. El que alguien mate a un estudiante en esos tumultos puede ser interesante desde un punto de vista legal, pero desde un punto de vista moral la cuestión es que los estudiantes salgan a destruir la ciudad. Y sobre todo que eso sea normal, que la gente no tenga ningún rechazo profundo a semejante conducta.
(Por cierto, Patton está muy equivocado si cree que a los que capturan o matan son los que estaban en las manifestaciones. Eso lo sé por experiencia, en la medida en que una persona esté alerta y en relación con el tumulto, siempre encuentra una salida. Los capturados y heridos suelen ser los distraídos.)
ESTUPIDEZ,COMO ASIGNATURA UNIVERSITARIA:
ResponderBorrarA todo se puede ir a la universidad menos a ser estupido;muchos van a pasar el tiempo,el estudio no les interesa un pepino;algunos a seguir mamando gallo,ni saben a que van a la universidad;otros van de infiltrados ,guerrilleros en tarea de adoctrinamiento y caceria de "cerebros";muy pocos saben valorar perfectamente el estudio universitario.
De las aulas universitarias salen los corruptos, tambien los demas profesionales que nutren la burocracia, muchos tienen preparacion para sus cargos,los demas siguen de tira piedras con corbata.
Jovenes con mas estupidez que inteligencia,se prestan como materia prima de los agitadores profesionales,de esos que envian a la muchachada a gritar tonterias, los asuzan desde lejos, y no faltara quien ,para hacer un martir mate a uno de ellos para culpar al gobierno,finalidad de guerrilleros, estupidez de muchachos; los tirapiedras de ayer,siguen la tonica de justificar a los de hoy culpando al gobierno,de las tragedias.
Desgraciadamente,ni es la primera tragedia, ni sera la ultima,mientras la estupidez sea materia de estudio en nuestras universidades.
Gracias a Jaime Ruiz por la ilustrativa y muy bien escrita respuesta a lo escrito por vopa. Excelente por no decir más.
ResponderBorrarMi ignoracia en la materia de víctimas inocentes sólo deja ver que obviamente nunca he estado cerca de una montonera de esas que llaman protesta. Aunque gracias a lo escrito por Jaime, lo entiendo un poco mejor, aunque sigo sin entender qué pretenden obtener. Mi teoría siempre se ha inclinado a que es una tradición ancestral y que es una asignatura de obligatoria asistencia, necesaria para recibir el paz y salvo para graduarse.
Como nadie más opina, voy a copiar lo que dice el historiador británico Paul Johnson sobre las universidades:
ResponderBorrarLas universidades son las instituciones más sobrevaloradas de nuestro tiempo. De todas las calamidades que ha sufrido el siglo veinte, aparte de las dos guerras mundiales, la expansión de la educación superior, en los años 50 y 60, fue la más duradera. Existe el mito de que las universidades son custodios de la razón. A decir verdad, son invernáculos donde florece el extremismo, la irracionalidad, la intolerancia y el prejuicio, donde el esnobismo social e intelectual se cultiva casi deliberadamente y donde los profesores procuran contagiar a sus estudiantes su propio pecado de orgullo. La maravilla es que tanta gente salga de estos antros con capacidad para encontrar trabajo, aunque una significativa minoría, como hemos aprendido a nuestra costa, salen bien equipados para una vida de trastadas en la función pública ("Al diablo con Picasso y otros ensayos").
¿Qué diría este señor si conociera Colombia y supiera que las universidades sólo han reemplazado a los apellidos y al color de piel como marca de las clases superiores? ¿Qué pensaría si conociera el promedio de los "profesionales" colombianos (pongo esa palabra entre comillas porque lo normal es que un filólogo no sea sino un aficionado a su compleja materia mientras que una prostituta, un albañil o un sacerdote sí son "profesionales")? Yo he abierto un bloc para coleccionar las joyas que voy encontrando en los comentarios que la gente publica en la prensa.
Para Patton: gracias por los elogios. Lo que pretenden obtener los tirapiedra sólo es poder. En realidad salir a manifestarse para ver si el tumulto crece y se termina impidiendo por ejemplo la firma del TLC sólo es el comienzo de la insurrección, un frente cómodo en el que se foguean los revolucionarios. ¿Qué creen que hacía Guillermo León Sanz en los sesenta en la Nacional?
La masa de estudiantes ya es una tropa que arrincona y amedrenta a cualquiera que discrepe de los líderes revolucionarios. El primer espacio que se domina es la propia aula, y poco a poco un profesor, en el supuesto de que surgiera un anti-colombiano que se interesara de verdad por formar sabios y transmitir conocimientos, tendría que irse o que callarse porque los jóvenes airados ya han dado pruebas de lo que son capaces de hacer.
Lo ancestral ahí está en el fondo, en el hecho de que los jóvenes, gracias a que son universitarios (es decir, patricios), deben mandar. El que no sea más que defender el orden de siempre es algo un poco largo, que he explicado muchas veces en mi bloc.
A Jonas Vergara:
ResponderBorrarLos epsodios narrados en el post, mas el que ud agrega, parecen repetirse con cierta frecuencia en las universidades publicas del pais. Pero de alli a asegurar que se trata de violencia institucionalizada, algo asi como un complot oficial para matar estudiantes, me parece exagerado. Lo que resulta claro es son resultado de una reaccion excesiva de la fuerza publica por un accion previa tambien excesiva de los que salen a protestar por causas a veces tan exoticas que no justifican ni una sola de las muertes que hasta ahora de han ocasionado de lado y lado.
(Vopa, con perdón, reproduzco mi respuesta al "irónico" comentario publicado anteriormente: es que temo que en esos blocs donde no ser mamerto es como salir a la calle sin pantalón terminan borrando lo que no les resulta halagador.)
ResponderBorrarGracias por reproducir mis argumentos, y sobre todo por poner el vínculo de mi comentario en el bloc de Vopa, pues su versión la degrada a ser la expresión de criaturas como usted.
A ver: 1. No soy doctor, no tengo siquiera estudios universitarios y hablo como persona sencilla que se opone al asesinato en masa, a la industria del secuestro, al adoctrinamiento de sicarios con nuestros impuestos, a la violencia como forma de acción política, etcétera. Procuro ser una persona decente, algo que en los antros llamados en Colombia "universidades" ni siquiera llegan a concebir. Es decir, el doctor es o será usted, pues figúrese que todos los doctores que roban desde cargos públicos pasaron por alguna universidad colombiana, la mayoría de las veces por las públicas (pues en las de garaje se aprenden sobre todo carreras que no califican para entrar al Estado y a las de elite va poca gente). No le quepa la menor duda de que la mayoría de los doctores que roban desde cargos públicos fueron tirapiedras en su época universitaria y empezaron mediante esos crímenes su carrera política.
2. No soy patriota, no creo que ningún país deba defenderse por encima de los demás y en lugar de en cualquier discurso de identidad creo en la ciudadanía, que es el valor que define a las sociedades liberales. Los patriotas son ustedes, pues basta con ver los discursos de Reyes o cualquier bolivariano de ese estilo para ver las fauces del nacionalismo más repulsivo. Claro, con sus secuestros y masacres le hacen daño a la "patria", pero lo mismo se podría decir que le hacen daño a la humanidad. En todo caso, en mi bloc, cuya lectura le recomiendo para que trate de entender un poco eso tan complicado que es la decencia, me muestro bastante crítico con lo que es Colombia.
3. No pienso que ningún asesinato sea legítimo. Supongo que la mayoría de las muertes de estudiantes cuando hay disturbios son la reacción de algún policía o militar que a fin de cuentas es un inferior social respecto de ustedes los doctores o hijos de doctores que tiene que salir a sufrir vejaciones de todo tipo por culpa de que ustedes necesitan quedar bien con sus jefes secuestradores. ¿O no se dirige desde las universidades el narcoterrorismo? ¿O son otra cosa esas universidades que centros de adoctrinamiento de asesinos?
Su pretendida ironía sólo es exhibición de su estrechez de miras. Puede que los lectores de este bloc sean todos eso que producen las "universidades" colombianas y por eso den por sentado que las personas decentes que recibimos nuestro sustento de lo que producimos y no de nuestros títulos (rasgo de los doctores, de lo que son o serán ustedes) somos poderosos o cínicos. Pero deberían hacer el esfuerzo de imaginarse que es verdad que la mayoría de los colombianos apoyamos a Uribe y no compartimos su sistema de valores que, por mucho que en su patética ilusión crean otra cosa, es el mismo de los narcoterroristas.
Su pretendida ironía sólo demuestra eso último: en lugar de discutir y argumentar pretende que lo que escribí en el bloc de Vopa es inverosímil cuando sólo es exacto, como quien está acostumbrado precisamente a dirigirse a niños asustados o serviles o definitivamente necios. ¿Sabe usted que eso que digo sobre Colombia y sobre sus universidades es lo que le resultaría sencillamente obvio a cualquier persona instruida de un país civilizado? ¿Sabe usted que conozco personas que en cuanto entran a un antro llamado "universidad pública" pierden todo interés en aprender lo que supuestamente están estudiando porque su carrera está hecha sencillamente de adhesión a las mafias de asesinos?
No, usted no sabe nada porque ES DOCTOR O PRONTO LO SERÁ, y cree que los que en cambio hemos hablado con miles de personas de países civilizados y leemos los escritos de los colombianos más o menos como quien examina la conducta de los titís en el zoológico no podemos alzarles la voz a tan respetables autoridades.
Su pretendida ironía sólo muestra hasta qué punto el adoctrinamiento deforma la mente de los imbéciles hasta hacerles parecer obvio lo que sólo es delirio criminal. (Y en previsión de que borren esta entrada la copiaré en el blog de Vopa.)
A Patton:
ResponderBorrarEstoy de acuerdo que tanto el lenguaje como las causas de las protestas universitarias en donde termina habiendo muertos son inextricables o ajenas a toda realidad. Por eso, por el mismo lenguaje incendiario y decimononico (o seudomarxista), la impresion que tiene la ciudadania es que son cosas de la subversion, porlo que ninguna solidaridad concitan. Tampoco se consigue mucho apoyo y audiencia cuando la emprenden a piedra contra automoviles y negocios o inmuebles de gente ajena al tema de las protestas. Sin embargo, supongo que todo esto tiene la intencion de provocar la reaccion de la fuerza publica y despues justificar los desmanes de uno y otro bajo la dudosa premisa del derecho a expresarse. nO COMPARTO, ESO SI, LA IDEA DE QUE TODOS LOS ESTUDIANTES MUERTOS ERAN PROTAGONISTAS DE LA VIOLENCIA CONTRA LA POLICIA O CONTRA LOS CIUDADANOS. eN EL CASO DE cALI ESTE MUCHACHO TENIA PROBLEMAS FISICOS HASTA PARA CAMINAR, POR LO QUE UNO NO SE LO IMAGINA CORRETIANDO POLICIAS. lO QUE PASA ES QUE UNA TRIFULCA DE ESA CLASE CUALQUIERA PUEDE RESULTAR MUERTO. De ahi nace el concepto que muchas de estas muertes, que enprincio nada tienen que ver con el fragor de la "lucha estudiantil" son usados como elementos de propaganda y de excitacion de los animos contra la autoridad.,
A Gareca:
ResponderBorrarLa actitud de la policia es muy previsible en estos casos, pues casi siempre enel juego d ela provocacion y el odio a priori, siendo que empiezan amirar a todo estudiante como un potencial enemigo. Supongo que lo msimo pasa en el estadio. En cuanto a los grupusculos que ud. menciona, pues uno sabe que siempre estan alli, moviendo los hilos detras de todas estas situaciones. Y como buitres, arrecian su estilo incendiario sobre los cadaveres de muchos de estos muchachos caidos sin tener velas en nada de lo que pasa. Son los titiriteros de que habla mi post.
A Marsares:
ResponderBorrarNo se trata de hablar de conspiraciones o complots, sino de entender que algunas personas usan estos desafortunados incidentes como caballos de batalla para difundir y ganar celebridd para sus dudosas causas. Por esa misma razón uno puede entender que estos choque violentos se producen porque haya gente interesada en que los hayan y que si hay muertos mejor, asi el muerto nada tenga que ver con el asunto. La muerte de una persona en tales condiciones garantiza el despliegue periodistico y la atencion publica que una protesta normal y pacifica no logra producir. Saludos
A Jaime Ruíz:
ResponderBorrarAunque entiendo que su punto de vista representa lo que este tipo de incidentes de la universidad publica ofrece a los ojos de mucha gente, no puedo concordar con Ud. sobre su descalificacion absoluta de quienes hemos estudiado en universidades publicas y vivimos de una profesion que alli se nos proporcionó. Las universidades publicas, fijese usted, ocupan los primeros lugares en los recientes informes de calidad educativa que se presentaron hace algunos meses, por encma de muchas y prestigiosas universidades privadas. Esto implica que alguna cosa buena se está haciendo en materia academica . Otra cosa es la prevencion que genera en el sector privado y en otra areas productivas los profesionales egresados de ellas, precisamente por el inri de comunistas, subversivos y revoltosos con que se marca al profesional de estas institucones. Culpa de quien? De la subversion infiltrada? Puede ser, pero en otras universidades la influencia es paramilitar, asi que podria decirse que las influencia externa es nociva en todos los sentidos. Culpa del Estado, por abrirle las puertas de la universidad publica a todo el que quiera estudiar? No lo creo, porque sin estos espacios muchos de quienes no tuvimos los recursos para estudiar en una universidad privada jamas hubieramos podido obtener un oficio con el cual ganarnos la vida. Entiendo que su posicion es extrema, apreciado Jaime, pero forma parte del derecho a opinar, pero se lo aseguro no todos los profesionales de las univesidades publicas somos parasitos, o vivimos buscando puestos oficiales o queremos robar el erario publicos. Y somos la mayoria. Lei con atencion lo dicho por el autor de su cita, y aunque obviamente no estoy de acuerdo en varias de sus apreciaciones, rescato el concepto de que la universidad es producto de la sociedad en la que opera, por tanto, todos los males del pais estan mas que reflejados en nuestras universidades, en especial, las publicas, en donde se encuentran representados los sectores sociales mayoritarios. Saludos.
A Marsares y Jaime Ruiz:
ResponderBorrarComo quiera que por cuenta del tema de este post se ha suscitado un debate entre uds., a quienes estimo y respeto como amigos virtuales del suscrito, me limitare a decir que alli quedan sus conceptos expuestos para quiens quieran intervenir en pro o en contra. Y que alli estan y alli se quedaran. Saludos.
A Marsares:
ResponderBorrarOleeee, Marsarisillo, torerillo valiente como ninguno, cuidate de ese Miura, y olé.
Para Vopa: bueno, no es descalificación absoluta de quienes han estudiado en esos centros, sino de la función que desempeñan, hasta donde yo conozco.
ResponderBorrarAcerca de si están representados todos los sectores, ¿no es contradictoria esa idea con la de la calidad de esos centros? Haciendo un cálculo sobre la Nacional de Bogotá llegué a la conclusión de que un 25 % de los alumnos proceden de los estratos 1, 2 y 3, de donde está el 75 % o más de la población de la ciudad. En algunas facultades como Arquitectura y Artes casi no hay nadie que no sea de estrato 6. De modo que no es verdad que la universidad pública esté abierto a todos. ¿Es que los niños que mendigan en el semáforo pueden entrar a la Nacional? Y los que a duras penas van a un antro dominado por los fecodistas, ¿pueden realmente competir con los que han tenido para pagar un buen colegio privado, en el que no hay huelgas todos los años? Y si la calidad es superior a la de las privadas, ¿cómo es que los ricos prefieren centros de peor calidad con tal de pagar? No lo creo.
Sencillamente la Nacional se gasta el 2 % del PIB del país en garantizar las rentas de los ricos. Si fuera por abrir las puertas a todo el mundo se concederían créditos pagaderos en una década o así a todos los que quisieran hacer una carrera y pagarla. ¿Por qué ha de resultar casi gratuita cuando la mayoría de la gente vive desnutrida y con escasísimos recursos?
Volviendo a las universidades bogotanas, ¿sabe cuántos de los estudiantes son antiamericanos, anticapitalistas, etc.? Yo diría que todos, y sólo por la presión de los profesores. En realidad un profesor que no profesara esa ideología viviría continuamente amenazado de muerte, como le pasó a Chucho Bejarano.
En la Pedagógica, donde se forman los futuros maestros, la adhesión a las sectas comunistas es condición para pasar de un curso a otro. Cuando el referendo se suspendieron las clases para organizar reuniones con gente de ONG que condenaban al gobierno, etc. Yo podría hacer una lista larguísima de comentarios que he oído a estudiantes de ese antro que demuestran que sencillamente no van a aprender una materia que después van a transmitir a sus alumnos sino a hacer política.
Yo no veo ningún extremismo en denunciar eso, en esperar que los maestros se preparen para transmitir conocimientos, en que los estudiantes no deben salir a destruir la ciudad para oponerse a políticas de un gobierno legítimo y popular. La visión de las universidades como focos de extremismo y fanatismo, es decir, su función de auténticas madrasas tropicales también la comparten personas como Enrique Krauze.
En fin: ¿puede llegar a negarse que el ELN nació en las universidades públicas y que el grueso de la dirección de las FARC se formó en la JUCO, frente universitario del PC en los sesenta y setenta? ¿Qué ocurrió con las imágenes del Che Guevara y Camilo Torres que las directivas habían borrado de la "plaza Che Guevara" de la Nacional?
Y acerca de la calidad de la enseñanza en esos centros, ¿debemos llegar a la conclusión de que somos un paraíso desarrollado y organizado? ¿Cómo es que no han salido a matar policías porque en las listas de 500 universidades del mundo no aparece la Nacional? Estoy seguro de que una buena parte de esas 500 tienen un presupuesto inferior, y de que si hubiera una selección de 1.000 universidades tampoco saldría la Nacional.
Finalmente: mi mensaje iba dirigido a Marsares, pues su colaborador, un modelo de mala literatura, es en realidad tan vetusto, caduco, anticuado, reaccionario y patético como él y todos sus amigos guevaristas.
A Jaime Ruiz:
ResponderBorrarBueno, pues a mi parece que si en la Nacional hay carreras preferidas por los de estrato 6, eso lo que demuestra realmente es que está abierta para todos los estratos o no? En realidad, Jaime, a una universidad no puede entrar todo el mundo, sea publica o privada. Y eso no pasa solo aqui sino en todos los paises del mundo. Las razones pueden ser muchas, pero le reitero que, por mi entorno, la universidad publica fue, es y seguirá siendo la unica alternativa de adquirir estudios superiores para mucha gente de extracto popular o humilde o estrato 3 para abajo, como se quiera decir. Las desviaciones ideologicas son otra parte de la historia. Comparto con Ud. en que haya gente que va a una universidad a a cualquier cosa menos a estudiar y a graduarse. En mis tiempos tuve varias compañeros que llevaban como 10 años haciendola carrera y despues de que egresé seguian estudiando, y eran los mas revoltosos y tiralinea. Pero sigo pensando que son minoria los estudiantes que practican el extremismo que Ud. menciona. Lo que pasa es que, como son grupusculos violentos, que generalmente esgrimen lenguajes y actitudes hostiles contra sus contradictores, pues intimidan y no permiten el surgimiento de voces contrarias. Por eso se da la impresion de la dominacion del espacio universitario.
Arriesgandome a sonar cinica, me pregunto el por que de la sorpresa en que hayan matado a una persona en la Universidad del Valle, acaso la universidad esta por fuera del pais y de la sociedad? No es entonces un reflejo de lo que pasa en el resto del pais? Que haria pensar que es un recinto "sagrado"? En Colombia eso no existe: se tomaron el Palacio de Justicia los matones de "izquierda" y los matones de "derecha" y mataron TODO lo que se movia. Secuestran en iglesias, matan curas y monjas, violan ninas en estaciones de policia. Entonces por que la Universidad deberia ser considerada "territorio libre" de los males del resto del pais?
ResponderBorrarEstudie en universidad privada y un posgrado en la Universidad del Valle y en ambas vi gente armada asistiendo a las clases. Entonces insisto por que el espacio universitario deberia ser considera excepto de violencia.
Antes de que alguien se rasgue la ropa respondiendo: inserte mucho de ironia en mis preguntas.
A La Roja (que supongo es La Misma Jazz):
ResponderBorrarCompletamente de acuerdo. La unviesrida publica no es una isla o un olimpo academico, como muchos prtenden. Foram parte de una sociedad y por tanto, está constantemtnee permeada por todos los fenomenso sociales, incluida la violencia absurda y sin sentido que vivimos.
Que gusto tenerte por aca nuevamente. Te extrañamos un resto. Además estuve visitando el nuevo blog, que esta divino, divino, divino, los muebles preciosos, la vista espectacular... Saludos.
Si esa soy yo...a proposito se me estan pegando los males de la guerrilla: escribe excepto cuando lo que queria escribir era excento, espero que asi sea como se escribe sino que un mayor del ejercito se comunique conmigo para lo del curso de ortografia. Otra cosita, lo de roja tiene ver mas con la sangre de colombiana, calena que no deja delatarme como "piedra" :) :) :) la risa no es de orgullo es nerviosa!!!
ResponderBorrarAlgo me dice que las cifras que Jaime Ruiz ha "citado", mejor dicho inventado, sobre la participación de los estudiantes por estratos en la UNal están acomodadas. Sería mejor que se documentara bien para que sus argumentos tenga algún peso. Siempre habla de generalidades y mete a todos los estudiantes en un mismo costal: caterva de vendidos, inútiles, demasiado caros para el país. Lo hace bajo la autoridad de no ser "doctor" y producir riqueza de verdad.
ResponderBorrarSi se acude a las cifras se puede CONSTATAR que la participación de estudiantes de estratos más bajos en la UNal es muy significativa. Sobre todo comparada con el resto de Universidades públicas y privadas del pais. No es tan alta como debiera ser, pero muy significativa, repito. Entiendo que del estrato 1 no sean cientos de miles. Y es explicable porque quien creció y vive en la pobreza absoluta, ni siquiera puede terminar la primaria.
Porque las opiniones zumban y flamean, pero los hechos son los hechos y las cifras exactas existen. Debería conocerlas y respetarlas antes de atreverse a argumentar basado en un acomodo amañado de las estadísticas.
A La Roja:
ResponderBorrarLa palabra que buscas es exento. Y no sabia que el Ejercito tambien tenia mala ortografia. Ahi si, jodidos por lado y lado. Lo de la sangre me parece un detallazo con el pais. Saludos.
A Alvaro Ramirez:
ResponderBorrarPues tambien desconozco estadisticas sobre los estratos de los estudiantes de la Nacional y de las universidades publicas, pero desde mi experiencia como ex-estudiante de una de ellas puedo decir que lo que Ud. afirma es cierto. Ojala alguine nos diera a todos una informacion al respecto para discutir sobre bases ciertas y no sobre meras apreciaciones. Saludos.