Mis conocimientos mundanos no me alcanzan para afirmar aquí si hacer cola es un fenómeno mundial. Esto es, que si en todos los países de los continentes conocidos se utiliza la cola para las mismas cosas que la usamos los colombianos, aunque sospecho que colas se hacen en todas partes.
Hacer una cola puede ser para muchos sinónimo de civilidad y orden social. A Cali, por ejemplo, se la tildó hace algunos lejanos años atrás de ser la ciudad más cívica de Colombia, porque a nuestros visitantes les parecía primoroso, como dicen las señoras, ver a la gente haciendo cola para subirse a un bus. Pero esta buena costumbre se perdió y ahora brilla por su ausencia, al unísono de que se nos fue, no se sabe para donde y sí para siempre, el reinado nacional del civismo.
Para otros, hacer una cola puede ser expresión de democracia. Al fin y al cabo una cola no distingue clases sociales sino turno de llegada. Pero esta apreciación puede fallar por el lado de que seguramente hacen mas colas en su vida los del estrato 1 al 3 que los afortunados integrantes de los demás niveles sociales. Yo, en particular, no me imagino a Ardila Lule o a Julio Mario Santodomingo haciendo una cola, a no ser una muy cortica para el green en un campo de golf o para entrar al baño en un concurrido cóctel. Aunque, de todas maneras, tengo mis dudas.
De todas formas, Colombia es un país de muchas colas. Aquí se hace cola para cobrar un cheque, montarse en un bus o en un Transmilenio, pagar servicios públicos, declarar renta, entrar a cine, cobrar la pensión, etc. No sé si existen estadísticas acerca de cuantas colas hace un colombiano promedio durante su vida, pero deben ser muchas, si se toma en cuenta que uno empieza haciendo cola para entrar al jardín infantil por las mañanas a la tierna edad de 4 años y termina haciendo cola a los 80 años para cobrar la pensión. En ese lapso, muchas colas se han hecho. Y, por si no lo sabía, es probable que las siga haciendo después de muerto, pues, según el Director de Medicina Legal en Cali, los cadáveres que llegan a la morgue deben hacer estricta cola para poder ser atendidos por los médicos forenses de turno. Surrealismo, que llaman.
Las colas tienen diversas categorías: Las hay permanentes, como las de los bancos en quincena y las de cobro de pensiones, aunque esta ultimas, mas que permanentes, son eternas. Las hay efímeras, como las colas que seguramente van a hacer los aficionados al reggeaton en el próximo concierto mundial que se anuncia por estos días en Bogotá. Dios quiera que así sea. Hay colas según la naturaleza de la entidad u oficina que las organice, así que podemos decir que hay colas oficiales, como las del predial, de la DIAN o del pago de impuestos del carro; y hay colas privadas, como las del cine. Existen colas al aire libre o en recinto cerrado. Colas largas y cortas. Colas dobles y de uno en uno. En fin, son muchas las clases de colas.
Pero, mejor que las clasificaciones de las colas, son las características de los que hacen cola. Por ello, en toda cola que se respete se pueden distinguir fácilmente los siguientes especimenes:
· El aburrido: Generalmente esta de ultimo o entre los últimos de la cola. Tiene cara enfurruñada, tuerce los ojos, mueve los pies, pone cara de mártir y musita cosa ininteligibles, probablemente no traducibles en horario familiar.
· El mensajero: Personaje infaltable en toda cola. Porta casco bajo el brazo, chaleco con el numero de la placa y un inmenso maletín negro de plástico del cual saca, preciso antes de que le toque a uno el turno, un enorme cartapacho de facturas, cheques y dinero en efectivo. Se saluda siempre con el cajero del banco, se hacen visita y se va casi siempre después de una hora de estar en la ventanilla. Por línea general los demás integrantes de la cola rehuyen estar detrás de uno de esta categoría. La cola se vuelve pesadilla cuando concurren varios de estos personajes.
· La buenona: Se requiere un poco de suerte, pero casi siempre hay una, aunque no es fácil encontrar esta especie en colas de pensionados ni en las del Seguro Social. Tiene minifalda, descaderado y/o blusa despechugada. Se pasea por la cola hablando por celular, limándose las uñas o mirando a todos con cara de aburrida, pero por una extraña razón, aunque llegue de ultima, termina entre los primeros de la cola, especialmente si predomina el elemento masculino. Hay suspiro general y miradas de torero cuando se va.
· El agitador: Se distingue porque, aproximadamente a los 10 minutos de llegar, se dedica a incitar a los compañeros de cola para que protesten por la demora, a discursear por la pésima atención, a convocar para que se retiren del servicio y cosas por el estilo. Pero una vez que le toca el turno, se desocupa y se va calladito sin decir ni mu.
· El grosero: Puede estar emparentado con el anterior o ser primo lejano del aburrido. Desde que llega arranca con madrazos e insultos calibre 45 contra todo el mundo, empezando por el gobierno y terminando por el vigilante o el portero. Cuando se va desde la puerta se puede escuchar el ultimo insulto. Es su sello de despedida.
· El afanoso: Es primo lejano del aburrido. Casi siempre, como su pariente, es el ultimo en llegar y quiere ser el primero en irse. Mira el reloj cada dos minutos, habla por celular con angustia y sale corriendo una vez que lo atienden. Casi siempre deja tirado el celular, el recibo o cualquier otra cosa.
· El colado: Tambien llega de ultimo. Mira con detenimiento a todo el personal de la cola, se pasea de arriba abajo, pero no se mete. Espera siempre, acechando, para colarse en un descuido en alguno de los recodos de la fila. Y cuando alguien le dice algo o lo mira mal, voltea la cara para el otro lado, pero no se sale. Generalmente termina entre los primeros.
· El sospechoso: En toda cola siempre hay alguien que incita a la sospecha. Algún gesto, la forma como viste o como mira, las gafas oscuras, en fin, algo les crea a los que hacen cola la idea de que el tipo los va a atracar, va a poner una bomba o algo parecido. Todos aprietan la cartera, esconden el dinero u ocultan los documentos cuando él llega. Hay suspiro de descanso general cuando se va sin que pase nada.
· El oloroso: El tipo huele mal, realmente mal. No se sabe a ciencia cierta si el olor es de origen axilar, plantar o bucal, o todas las anteriores, pero su presencia inmediatamente distiende la cola, la separa concéntricamente, y esta solo se vuelve a unir cuando se va. Pero aunque no esté, su recuerdo permanece en la cola por mucho tiempo.
· El revendedor: Aunque no pertenece a la cola propiamente dicha es infaltable en las del estadio o las de los conciertos. Se pasea de arriba abajo, muestra con disimulo las boletas, afirma que son autenticas y que tiene de todas las localidades, que no sean bobos, que no hagan cola que ya no hay mas boletas. Nadie le cree, pero cuando uno llega a la taquilla, las boletas han desparecido. Entonces, los de la cola se le van encima a arrebatarle las boletas que saben que no conseguirán en ninguna otra parte. Solo desparecen cuando ven a la policía o cuando se les acaba la mercancía.
· El mendigo: Aparece como por encanto en cuanta cola al aire libre exista. Igual que el anterior, no pertenece a ella, pero la acompaña hasta el final. Canta, llora, se retuerce, muestra heridas quirúrgicas o llagas que uno jamás sospecha que pudieran existir, o simplemente suplica por una moneda. Recorre la cola de un extremo a otro y no se va hasta que la despluma o la cola se termina.
Bueno, quisiera seguir mencionando mas categorías, porque de que las hay las hay, pero se me hace tarde. Debo hacer una cola en el banco. Y si quiere comentar este post, por favor haga cola.
Hacer una cola puede ser para muchos sinónimo de civilidad y orden social. A Cali, por ejemplo, se la tildó hace algunos lejanos años atrás de ser la ciudad más cívica de Colombia, porque a nuestros visitantes les parecía primoroso, como dicen las señoras, ver a la gente haciendo cola para subirse a un bus. Pero esta buena costumbre se perdió y ahora brilla por su ausencia, al unísono de que se nos fue, no se sabe para donde y sí para siempre, el reinado nacional del civismo.
Para otros, hacer una cola puede ser expresión de democracia. Al fin y al cabo una cola no distingue clases sociales sino turno de llegada. Pero esta apreciación puede fallar por el lado de que seguramente hacen mas colas en su vida los del estrato 1 al 3 que los afortunados integrantes de los demás niveles sociales. Yo, en particular, no me imagino a Ardila Lule o a Julio Mario Santodomingo haciendo una cola, a no ser una muy cortica para el green en un campo de golf o para entrar al baño en un concurrido cóctel. Aunque, de todas maneras, tengo mis dudas.
De todas formas, Colombia es un país de muchas colas. Aquí se hace cola para cobrar un cheque, montarse en un bus o en un Transmilenio, pagar servicios públicos, declarar renta, entrar a cine, cobrar la pensión, etc. No sé si existen estadísticas acerca de cuantas colas hace un colombiano promedio durante su vida, pero deben ser muchas, si se toma en cuenta que uno empieza haciendo cola para entrar al jardín infantil por las mañanas a la tierna edad de 4 años y termina haciendo cola a los 80 años para cobrar la pensión. En ese lapso, muchas colas se han hecho. Y, por si no lo sabía, es probable que las siga haciendo después de muerto, pues, según el Director de Medicina Legal en Cali, los cadáveres que llegan a la morgue deben hacer estricta cola para poder ser atendidos por los médicos forenses de turno. Surrealismo, que llaman.
Las colas tienen diversas categorías: Las hay permanentes, como las de los bancos en quincena y las de cobro de pensiones, aunque esta ultimas, mas que permanentes, son eternas. Las hay efímeras, como las colas que seguramente van a hacer los aficionados al reggeaton en el próximo concierto mundial que se anuncia por estos días en Bogotá. Dios quiera que así sea. Hay colas según la naturaleza de la entidad u oficina que las organice, así que podemos decir que hay colas oficiales, como las del predial, de la DIAN o del pago de impuestos del carro; y hay colas privadas, como las del cine. Existen colas al aire libre o en recinto cerrado. Colas largas y cortas. Colas dobles y de uno en uno. En fin, son muchas las clases de colas.
Pero, mejor que las clasificaciones de las colas, son las características de los que hacen cola. Por ello, en toda cola que se respete se pueden distinguir fácilmente los siguientes especimenes:
· El aburrido: Generalmente esta de ultimo o entre los últimos de la cola. Tiene cara enfurruñada, tuerce los ojos, mueve los pies, pone cara de mártir y musita cosa ininteligibles, probablemente no traducibles en horario familiar.
· El mensajero: Personaje infaltable en toda cola. Porta casco bajo el brazo, chaleco con el numero de la placa y un inmenso maletín negro de plástico del cual saca, preciso antes de que le toque a uno el turno, un enorme cartapacho de facturas, cheques y dinero en efectivo. Se saluda siempre con el cajero del banco, se hacen visita y se va casi siempre después de una hora de estar en la ventanilla. Por línea general los demás integrantes de la cola rehuyen estar detrás de uno de esta categoría. La cola se vuelve pesadilla cuando concurren varios de estos personajes.
· La buenona: Se requiere un poco de suerte, pero casi siempre hay una, aunque no es fácil encontrar esta especie en colas de pensionados ni en las del Seguro Social. Tiene minifalda, descaderado y/o blusa despechugada. Se pasea por la cola hablando por celular, limándose las uñas o mirando a todos con cara de aburrida, pero por una extraña razón, aunque llegue de ultima, termina entre los primeros de la cola, especialmente si predomina el elemento masculino. Hay suspiro general y miradas de torero cuando se va.
· El agitador: Se distingue porque, aproximadamente a los 10 minutos de llegar, se dedica a incitar a los compañeros de cola para que protesten por la demora, a discursear por la pésima atención, a convocar para que se retiren del servicio y cosas por el estilo. Pero una vez que le toca el turno, se desocupa y se va calladito sin decir ni mu.
· El grosero: Puede estar emparentado con el anterior o ser primo lejano del aburrido. Desde que llega arranca con madrazos e insultos calibre 45 contra todo el mundo, empezando por el gobierno y terminando por el vigilante o el portero. Cuando se va desde la puerta se puede escuchar el ultimo insulto. Es su sello de despedida.
· El afanoso: Es primo lejano del aburrido. Casi siempre, como su pariente, es el ultimo en llegar y quiere ser el primero en irse. Mira el reloj cada dos minutos, habla por celular con angustia y sale corriendo una vez que lo atienden. Casi siempre deja tirado el celular, el recibo o cualquier otra cosa.
· El colado: Tambien llega de ultimo. Mira con detenimiento a todo el personal de la cola, se pasea de arriba abajo, pero no se mete. Espera siempre, acechando, para colarse en un descuido en alguno de los recodos de la fila. Y cuando alguien le dice algo o lo mira mal, voltea la cara para el otro lado, pero no se sale. Generalmente termina entre los primeros.
· El sospechoso: En toda cola siempre hay alguien que incita a la sospecha. Algún gesto, la forma como viste o como mira, las gafas oscuras, en fin, algo les crea a los que hacen cola la idea de que el tipo los va a atracar, va a poner una bomba o algo parecido. Todos aprietan la cartera, esconden el dinero u ocultan los documentos cuando él llega. Hay suspiro de descanso general cuando se va sin que pase nada.
· El oloroso: El tipo huele mal, realmente mal. No se sabe a ciencia cierta si el olor es de origen axilar, plantar o bucal, o todas las anteriores, pero su presencia inmediatamente distiende la cola, la separa concéntricamente, y esta solo se vuelve a unir cuando se va. Pero aunque no esté, su recuerdo permanece en la cola por mucho tiempo.
· El revendedor: Aunque no pertenece a la cola propiamente dicha es infaltable en las del estadio o las de los conciertos. Se pasea de arriba abajo, muestra con disimulo las boletas, afirma que son autenticas y que tiene de todas las localidades, que no sean bobos, que no hagan cola que ya no hay mas boletas. Nadie le cree, pero cuando uno llega a la taquilla, las boletas han desparecido. Entonces, los de la cola se le van encima a arrebatarle las boletas que saben que no conseguirán en ninguna otra parte. Solo desparecen cuando ven a la policía o cuando se les acaba la mercancía.
· El mendigo: Aparece como por encanto en cuanta cola al aire libre exista. Igual que el anterior, no pertenece a ella, pero la acompaña hasta el final. Canta, llora, se retuerce, muestra heridas quirúrgicas o llagas que uno jamás sospecha que pudieran existir, o simplemente suplica por una moneda. Recorre la cola de un extremo a otro y no se va hasta que la despluma o la cola se termina.
Bueno, quisiera seguir mencionando mas categorías, porque de que las hay las hay, pero se me hace tarde. Debo hacer una cola en el banco. Y si quiere comentar este post, por favor haga cola.
Las colas son un fenómeno internacional pero los especímenes que describes sí son "made in Colombia". Y qué bien leer la fauna que has descrito!
ResponderBorrarEn escandinavia, debido al Internet se están acabando muchas de ellas pues todos los pagos de recibos y vueltas de bancos se han agilizado. Las cuentas de luz, aguam etc y hasta los impuestos pueden ser girados automáticamente de la cuenta bancaria del usuario a la del banco. Se la sacan a uno por derechas cada mes o cada que corresponda.
Un alivio pero también un dolor de cabeza cuando los fondos están flacos y pálidos :-)
Sí, de acuerdo en que el mensajero es el peor de todos. Sobretodo cuando la cola es corta y la gestión eterna que debe hacer quita la esperanza de una pronta salida. Lo mejor, lo que hago siempre que sé que debo hacer colqa, es llevar algo para leer... ¿Soy otro especimen?
ResponderBorrarEs que la política de la cola es nacional; desde niños nos inculcan la idea de la fila para ser organizados en el colegio, que falsedad, eso es una conspiracion para acostumbrarnos a que tendremos que hacer cola media vida y la otra media huele a cola. Un saludo
ResponderBorrarPues yo preferiría que en ciertos lugares hicieran la cola en lugar de que fuera la ley del más fuerte. Por ejemplo: la tienda del colegio.
ResponderBorrarSi, es frustración de infancia. Hoy en Sánitas hice una cola para preguntar dónde había que hacer cola. Y llegó un patán que ignorando que la señorita estaba hablando con otra persona fue preguntando a los gritos ... "dónde tal cosa?". Lo peor es que le funcionó. No es cuestión de colas, es cuestión de educación, cuestión de respeto.
Menos mal gracias a internet las colas que tengo que hacer son casi que inexistentes.
Aviso clasificado: busco EPS buena (eso ya es mucho pedir, no?) que me reciba los pagos por internet.
A Alvaro Ramirez:
ResponderBorrarQue consuelo saber que en la desarrollada y civilizada Escandinavia se hace cola. Pero fijese que la posibilidad de pagar por Internet, tener cuenta corriente de donde le cobren la factura y todas esas lindezas se encuentra en gente de estratos mas arriba del 4. O no? Asì que a los demàs, les tocara seguirse aguantando la fauna, como Ud. dice. Saludos y gracias por su visita.
A Mal Ladròn:
ResponderBorrarPero por supuesto que es el especimen que me faltaba: El intelectual, geneticamente relacionado con el aburrido. Supongo que dependiendo del tipo de cola se debe llevar cierto tipo de libro o revista . Si va a hacer una cola en el Seguro Social le recomiendo El Quijote, en dos tomos. Saludos.
A Jazz:
ResponderBorrarBueno, el infaltable vivo-bobo caleño es una esepecie de mezcla genetica entre el colado y el afanoso, pero con la boberia sublimizada porque se cuela para salir primero, pero justo cuando le llega el turno cierran la ventanilla de atenciòn. Saludos.
A Focault:
ResponderBorrarSi, su punto de vista es posible. Me hizo acordar cierta escena memeorable de la pelicula The Wall. Y tambien me hace preguntarme si hacr cola es un instinto natural o una conducta aprendida socialmente. No recuerdo a ningun animal, a excepcion de las hormigas, que haga cola. Saludos.
A Patton:
ResponderBorrarSegun recuerdo las colas del coelgio no eran eso, sino batallas campales. Me parece que serian como las colas de la Edad de Piedra. El tipo que grita desde la cola debe ser una especie superdesarrollada del grosero o del afanoso, y por supuesto, es logico que les de resultado, si aqui a los gritos y a los insutos es como mejor nos entendemos. Y si encuentra la Eps favor avisar. Saludos.
Yo lo de las colas no lo veo de forma tan jovial y resignada como Vopa.
ResponderBorrarEn una época me acostumbré a ir a comprar a una tienda tan barata que para entrar había que hacer cola, y un amigo mío empezó a llamarla la tienda de los comunistas, en alusión a que en esos países la gente se pasaba la vida haciendo cola. Es famoso que alguien salía con una bolsa a ver qué encontraba y en cuanto veía una cola se ponía detrás, después averiguaba qué era lo que vendían.
Y es que no es broma: el hecho de que las instituciones o los bancos dispongan tan alegremente del tiempo de la gente es un síntoma de una mentalidad arbitraria y abusadora. Por no hablar de que la lentitud en los trámites y las colas son un excelente negocio para los empleados, que cobran sobornos por hacer lo que debería ser su trabajo.
Yo era un adolescente desempleado y un día me fue a buscar un señor que tenía una tienda en mi barrio: quería que fuera a hacer cola por él en el expendio de sal, pues había escasez. Estuve como dos días haciendo esa cola y después hubo un empujón y me sacaron. Pero me di cuenta de que hacer cola podía ser una actividad rentabilísima, de modo que estuve varios meses, mientras duró la escasez (obviamente provocada por alguien en la empresa Álcalis de Colombia para enriquecerse especulando), yendo a hacer cola para vender el puesto cuando estaba entre los primeros. Ganaba muchísimo más que la gente que trabajaba. Aparte de los que ejercíamos el oficio de hacer cola había montones de "vivos" que compraban sal para venderla más cara, incluso se vendían los albaranes o facturas para reclamarla. Era un negocio redondo, como un retrato perfecto de lo que es la vida colombiana.
Pero dejando la anécdota, alguien tiene que plantearse si conviene crear una empresa de trámites, es decir, pues la cantidad de tiempo que se pierde en Colombia haciendo cola es un escándalo.
Lo que pasa con eso es que siempre se encuentra uno con la barrera de la confianza: nadie dejaría que el banco le tramitara el recibo del teléfono porque no tendría seguridad de que no le estarían cobrando el doble. ¿Cuándo habrá por fin empresas de servicios que inspiren confianza a la gente? Cuando las privaticen por completo y haya competencia, pues eso comportaría cierta responsabilidad.
Pero aparte de la barrera de la confianza está la barrera de la informalidad: la gente no suele tener para pagar los recibos sino hasta el día que le van a cortar los servicios, de modo que si el banco pagara el día que llegara el servicio dejaría sin plata a la gente. Eso significa que por vivir por encima de sus posibilidades y no organizarse, la gente termina malgastando una buena parte de su vida haciendo cola. ¿No será ésa una causa de la violencia que hay en el país?
Un motivo para las próximas elecciones: desde ahora le pediré a los candidatos que organicen un sistema de ventanilla única para los trámites de las empresas con el Estado, y ojalá también de los particulares, de modo que la gente no tenga que pasarse la vida en esa espera que de por sí es como un retrato del atraso.
Pero insisto: eso encontraría terribles resistencias en aquellos que se lucran de la ineficiencia, que se enriquecen cumpliendo con su deber después de haber forzado el soborno. Y muy poco entusiasmo de la gente, que no quiere imaginarse una vida más llevadera.
Un saludo.
A Jaime Ruiz:
ResponderBorrarDefinitvamente nos ha dado usted dos especimenes mas a la fauna de las colas: El vendedor de puestos y el empujador, que tan bien son muy comunes. Quisiera contarle que la razon del post fueron las colas que por diversos motivos tuve que hacer unos dias atrás. Pero, sabe, que a través de esta circunstancia pude darme cuenta que el tiempo productivo de la gente se malgasta en buena parte haciendo colas. Y que muy pocas entidades, casi ninguna oficial, piensa en buscar mecanismos de atencion mas agiles y comodos para el usuario. Mire el caso indignante de los pensionados, que aqui en Cali hacen colas larguisimas a pleno sol. El caso de los bancos es practicamente caracteristico, y aunque se que en estas entidades se hace cola en todo el mundo, en Colombia el asunto es, como usted lo dice, un irrespeto con el usuario, sobre todo en los bancos oficiales. Saludos.
Quien los entiende: en el colegio nos dicen que "hacer cola es una muestra de cultura y de civilizacion", pero esa cola es culpa de la inoperancia y la ineficiencia de muchos... ¿Nos encontramos frente a otro de esos engaños sociales que nos vuelven pendejos? Yo creo que si...
ResponderBorrarSIGO EN LA COLA:
ResponderBorrarEl especimen que menciona MAL LADRÓN es el lector. Dicho lector se puede clasificar en LECTOR DE EL ESPACIO, LECTOR DE REVISTAS COMO SEMANA y LECTOR DE LIBROS. Los lectores de libros a su vez se clasifican en LECTOR DE LIBROS DE AUTOSUPERACIÓN (TIPO WALTER RISSO), LECTOR DE LIBROS DE TEXTO DE ESTUDIO Y LECTOR DE NOVELAS.
Los lectores de novela a su vez se clasifican en NOVELAS TIPO HARRY POTTER, NOVELA TIPO CARLOS CUAUTHEMOC, NOVELA COLOMBIANA TIPO GABO O SOTO APARICIO y LITERATURA HISPANOEAMERICANA TIPO VARGAS LLOSA.
La cola está muy larga, mejor me voy....hata pronto.
A No al Silencio:
ResponderBorrarPuede ser que las colas se hayan diseñado para estabelcer algun tipo de patron mental para adormecer en cierta forma el indivudalismo o el afan de ser el primero en todo. Y el asunto debe empezar desde el colegio, si fuera así. Saludos.
A cronicas:
ResponderBorrarYo diria que apartir de un esepcimen se encuentra uno con subclses del mismo con nuevas esepcies slidas de la mezcla de toras. Por tanto, la del lector que estabelcida y a partir de ella, todas las que salgan. Gracias por su visita y su comentario.
Me tomo el atrevimiento de responderle acá su pregunta:
ResponderBorrarPor supuesto que la justicia no puede dejar de juzgar a Porfirio. La crítica va más por lo alto, que el lo verdaderamente inverosímil: que las penas para las organizaciones criminales sean tan bajas que permitan a los tipos, después de someterse a la justicia, saltar a la política.
Sobre el humor en Supercontra, bueno, le respondo acá y ahora sin que eso necesariamente implique que es una reflexión profunda desde hace mucho y que por eso decidí inscribirlo como un blog de humor.
En primer lugar, me parece que el humor es una herramienta útil de reflexión. Me parece, además, que el humor o la comedia han sido los grandes perjudicados por Hollywood, pues ahora se asocia el humor con lo que es sencillamente chistoso. Yo no creo que la única alternativa sea la exageración a manera de caricatura de las películas gringas, ni la burla fundamentada en la ironía y el sarcasmo de SoHo. Creo, firmemente, que hay muchas otras maneras de hacer humor. Un ejemplo claro son las películas de los hermanos Coen o las ideas (un poco mal ejecutadas para mi gusto, pero brillantes en términos de creatividad) de Alex de la Iglesia, o El diario de Adan y Eva de Mark Twain. Se imaginará que, además, soy un gran fanático de Woody Allen porque precisamente hace humor sin ser cuentachistes (no es que haya nada de malo con ser cuentachistes, claro). En general admiro a la gente que cita a Groucho Marx, pero la verdad no me gustan sus películas.
En todo caso su comentario me hace pensar mucho. Probablemente me he dejado seducir por la idea de comentar la realidad política con un punto de vista crítico y el estilo de la página ha terminado por ser más de opinión que de humor. Lo invito, de cualquier forma, a que lea algunos posts un poco más viejos que pueden darle una idea más clara de lo que pretendo con la página (y que de paso pueden sacare una que otra risa):
supercontra: FAQ About Colombia
supercontra: Sobre las desgracias de ser enano
supercontra: A mi, que me roben...pero que no me tilden de guevon mientras lo hacen
supercontra: Contra Supercontra (éste fue un ejercicio un día que mi novia me dijo que no tenía la capacidad de burlarme de mí mismo).
Hay otras colaboraciones de personas externas, cuya identidad desconozco, y que me parece que reflejan aun mejor el espíritu supercontra:
supercontra: CONTRA EL FOLKLORE
supercontra: NO tengo frio
supercontra: Que Yoda no me joda
supercontra: ¿Hasta cuándo la arroba?
Seguramente nadie lea el pastoral que escribí para responderle. Podría decirse que ante semejante tratado, el humor es imposible, que nada puede tener gracia después de esto. Igual le agradezco su pregunta, no porque sea buena (aunque sí lo es) o porque sea una crítica certera, sino porque me hizo pensar mucho y ahora más que nunca estoy más convencido de que en la sección de humor está bien ubicada. Si bien puede no ser siempre tan chistoso lo que escribo, la idea sí es apuntarle a alguna forma de humor.
Cordial saludo.
A Supercontra:
ResponderBorrarMe alegra ver que deje una inquietud en usted sobre el humor. Aprecio que buena parte de la referencia humoristica que menciona es de tipo cinematografico, lo cual es valido. Sin embargo, hacer humor con la mera palabra, sin mas recursos que el estilo y la historia, es un poco mas dificil. Para no alargar el asunto leere juiciosamnte los links que me envia y tendra nosticias mias posteriormente. Gracias por su visita y su interés.
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ResponderBorrarSUPERCONTRA. De acuerdo con nlas muestras de humor superior, y sobretodo sutil, del cine de los hermanos Coen (por fin alguien que sabe que se escribe sin la h). Y el diario de Adán diario de Eva es genial para mi gusto. Creo que también me voy a pasar por esos lados.
ResponderBorrarNo se ni me imagino el porque reniegan de las "colas " caleñas, a mi me parecen deliciosas, las admiro calientes y me encantan frias, en ninguna parte se aprecian colas de esa calidad,bien llevadas,con elegancia nos dejan boquiabiertos a quienes las apreciamos.
ResponderBorrarEn Cali abundan las "colas" bien hechas, formas y estilos encantadores, son hasta graciosas,no importa el tamaño, colas por todas partes,son un delirio,inalcanzables unas y otras mas faciles,pero siempre colas caleñas.
Cali es abierto para todas las colas,para todos hay,que colerio,alli la vida es colas,colas en los colegios,colas para el bus colas en el estadio,colas en los baños,y las mas pequeñas en las Iglesias,pero siempre,siempre,colas caleñas.
Colon
Excelente post.... Nada como unas buenas risas para quedarme enganchado a un blog....
ResponderBorrarUn par de apuntes...
Las colas son directamente importadas de la madre patria. Solo hay que ver el consulado en Bogotá...
Y aunque faltaron varios especimenes en la fauna; la señora conversadora, el tigre que ve en una demorada cola la oportunidad para levantar etc etc
Hay uno que no esta en a cola pero qu es uno de los causantes inmediatos: El que esta detras de la ventanilla.. (la mayoría de veces)
y en cuanto a lo del reggaeton, visitéme que hay un post sobre eso...
A viviendo para Morir:
ResponderBorrarNo sabe cuanta envidia suscita usted, que vive tan lejos del pais de las colas.Ojala toda esa teconolgia nos llegue masivamente y pronto. Aunque, por otro lado, si no hubieran colas, sobre qué hubiera podido escribir en este post? Saludos.
A Colon (anonimo)
ResponderBorrarDe verdad las colas en cali son esepctaculares. Y, como usted dice, las hay en todas partes. Lastima que en unas, nos toca padecer lo que se describe en el post y en otras, sufrir el tremendo engaño de la silicona. Gracias por su divertido comentario. Saludos.
A Hiz:
ResponderBorrarBueno, ahi quedan sus aportes a la fauna. Y si esc cierto, tocaba meter al asunto tambien a los de la ventanilla. Pero, no cree que estos personajes se merecen un post para ellos solitos? Pronto lo escribiremos. Por alla estaré visitandolo. Gracias por su visita y su comentario.
Vopa,cuidadito ,de eso nada, terminar con las colas seria el fin de Cali, deje que por alla se bandeen sin ellas, nada de envidiarles esa falta; sea patriota y ame las colas, cuidelas, deles vueltecita periodicamente para que se cerciore de que siguen alli, incolumes e imperturbables.
ResponderBorrarMire como se mueven esas colas con lentitud y cadencia de camellos,con sensualidad y ritmo, son hasta inspiradoras, colas calentadas por ese sol supertropical de Cali, tienen que ser estoicas, nadie las toca ni perturba y como se respetan,ni se admiten colados, colas que se alargan y se acortan segun la hora, a mi me gustan por la tarde,como ya soy viejito, la cola es mas cortica y sin esfuerzo, casi logro lo que necesito, rapidito , que viendolo bien es muy poco ,solo agarrarla pocos minutos, es mas que suficiente para para coger el bus que me llevea casa ,donde ya no tengo cola para coger.
Que seria de Cali,sin colas ?
Colon
A Colon (anonimo)
ResponderBorrarPues tiene usted toda la razón. Vivri sin colas seria algo impensable, se perdería el encanto citadino, se nos iria el deseo de vivir. En ese caso, que vivan las colas. Por otro lado, nos preocupa que no tenga cola para agarrar. Parece que esa es la principal causa para andar pegado de la blogosfera. Saludos.