A muchos de los miles de caleños que acudieron a los teatros de la ciudad para ver la película El Rey los cobijó una idéntica sensación de nostalgia cuando oyeron el portentoso ritmo del piano de Richie Ray y la voz vibrante de Bobbie Cruz cantando al comienzo de la cinta: “Oigo una voz que me dice agúzate, que te están velando...”.
Sí, leyeron bien, nostalgia, aunque el asunto suene raro en una ciudad cuya fama por décadas fue la de ser “Capital Mundial de la Salsa” y cuna de eximios bailarines, como la legendaria Amparo Arrebato, inmortalizada por el mismo Richie Ray (“Amparo arrebato la llaman siempre que la ven pasar, esa negra tiene fama de Colombia a Panamá...”) o el genial Watusi, y muchos mas, que deleitaban los ojos de los melómanos que, entre admirativos y envidiosos, los veían pasearse por las pistas de las discotecas salseras de Cali con su cadencioso, acrobático y elaborado baile.
La Calle 5ª y la Avenida Sexta marcaban la pauta de ese ritmo contagioso, de congas y bongoes tronando, de trompetas vibrantes, de pianos que retumbaban y timbales que salpicaban la noche, en esa locura de los sentidos llamada salsa. Las discotecas más famosas (El escondite, El Séptimo Cielo, La Jirafa, Village Game, etc.), apiñadas en dos o tres cuadras, dejaban escapar intencionalmente por sus puertas abiertas los acordes del Gran Combo, de la Ponceña, de Tito Puente y su timbal, en un collage de maravillas auditivas que hacían hervir la sangre de hombres y mujeres, que hacían largas colas para diputarse una minúscula mesa y arrojarse al torbellino embriagante del baile.
Pero no era solo el ritmo lo fascinante, sino aquellas letras, cortas y sencillas, que cálidamente transmitían al bailador todo el sabor caribeño, invitando al soneo y a la improvisación después del estribillo pegajoso. “Dónde estará, dónde estará la melodía...” entonaban las voces al unísono con Henry Fiol, mientras los pies de los danzantes se entrelazaban, se separaban, para volverse a juntar en parábolas alucinantes, acompasados los cuerpos, ceñidas la cinturas, entrelazados los alientos...
Triste noticia: Tambien esto se ha perdido en Cali. Primero, fue la invasión del merengue dominicano que, bueno, al menos tenía la afinidad del tumbao del Caribe y compartía ciertas raíces antillanas con la salsa. Después, fue el influjo del detestable vallenato lloricón y almibarado que nos llegó por acá y que nada tiene que ver con los vigorosos y sabrosos acordes de las canciones de Bovea y sus vallenatos, Escalona o Alejo Durán.
Ahora ha surgido, para horror de los horrores, un “genero” musical, mezcla de rap y percusión afrolatina, que no se canta sino que se discursea, como dando una razón de mala gana, en una copia floja del gang americano, aunque de ritmo empalagoso, llamado Reggeaton. Sus letras se distinguen especialmente por echar al aire impúdicamente una serie de parrafadas sin sentido en las cuales solo el sexo morboso y la denigración extrema de la mujer parecen tener cabida.
Es el “perreo”, en alusión a la posición sexual de los caninos, la forma como se baila este ritmo. Consiste el paso más común en que la mujer se dobla hacia adelante en un ángulo de 45º grados, juntando su nalgatorio con el área genital del hombre, para contonearse la pareja, imitando con movimientos lascivos y burdos una relación sexual. ¡Que maravilla! No se logra uno imaginar bailando así con alguna mujer decente en una fiesta familiar, o con una tía o con una hermana, ni mucho menos susurrarle a un delicado oído femenino las grotescas letras que acompañan este deplorable baile.
Y las emisoras musicales, esas embaucadoras profesionales, repiten esta penosa y mal llamada música todo el día, llevándoles a los jóvenes tan peligroso mensaje bajo el deleznable pretexto de ser el ritmo de moda y que por eso, solo por eso, se puede difundir hasta el cansancio. Es una estafa musical, ni más ni menos. En un envoltorio de percusión atractiva y simplona les venden un explosivo paquete de patanería, grosería, incitación sexual e irrespeto a la mujer, que los muchachos, mayoritariamente pertenecientes a las clases mas pauperizadas, repiten incesantemente como estribillos que les calan las mentes y, de alguna forma, los incita a hacerlos realidad, porque como declaró un dudoso discjockey local, “... lo importante es gozarse el perreo...”.
El domingo pasado el periódico El País publicó un articulo según el cual varios jóvenes de entre 17 y 20 años, escandalizados y aburridos con el dichoso Reggeaton, promovían una campaña entre los estudiantes de los colegios de la ciudad para que rechazaran este tipo de música, principalmente por la letra de sus canciones, y para que retornaran al gusto por la salsa. Gracias a esta noticia, muchos caleños suspiramos con alivio: Al fin alguien de esta nueva generación hablaba con sensatez y nos devolvía la esperanza.
Y entre suspiro y suspiro, como un eco lejano, nos pareció escuchar a Héctor Lavoe que, redimido del oscuro y lejano rincón al que ha sido relegado con muchos otros míticos artistas de la salsa, cantaba con su voz de bacán: “Mi gente, la más linda de este mundo, siempre me ha hecho sentir un orgullo profundo...”.
¡Qué viva la salsa!
Sí, leyeron bien, nostalgia, aunque el asunto suene raro en una ciudad cuya fama por décadas fue la de ser “Capital Mundial de la Salsa” y cuna de eximios bailarines, como la legendaria Amparo Arrebato, inmortalizada por el mismo Richie Ray (“Amparo arrebato la llaman siempre que la ven pasar, esa negra tiene fama de Colombia a Panamá...”) o el genial Watusi, y muchos mas, que deleitaban los ojos de los melómanos que, entre admirativos y envidiosos, los veían pasearse por las pistas de las discotecas salseras de Cali con su cadencioso, acrobático y elaborado baile.
La Calle 5ª y la Avenida Sexta marcaban la pauta de ese ritmo contagioso, de congas y bongoes tronando, de trompetas vibrantes, de pianos que retumbaban y timbales que salpicaban la noche, en esa locura de los sentidos llamada salsa. Las discotecas más famosas (El escondite, El Séptimo Cielo, La Jirafa, Village Game, etc.), apiñadas en dos o tres cuadras, dejaban escapar intencionalmente por sus puertas abiertas los acordes del Gran Combo, de la Ponceña, de Tito Puente y su timbal, en un collage de maravillas auditivas que hacían hervir la sangre de hombres y mujeres, que hacían largas colas para diputarse una minúscula mesa y arrojarse al torbellino embriagante del baile.
Pero no era solo el ritmo lo fascinante, sino aquellas letras, cortas y sencillas, que cálidamente transmitían al bailador todo el sabor caribeño, invitando al soneo y a la improvisación después del estribillo pegajoso. “Dónde estará, dónde estará la melodía...” entonaban las voces al unísono con Henry Fiol, mientras los pies de los danzantes se entrelazaban, se separaban, para volverse a juntar en parábolas alucinantes, acompasados los cuerpos, ceñidas la cinturas, entrelazados los alientos...
Triste noticia: Tambien esto se ha perdido en Cali. Primero, fue la invasión del merengue dominicano que, bueno, al menos tenía la afinidad del tumbao del Caribe y compartía ciertas raíces antillanas con la salsa. Después, fue el influjo del detestable vallenato lloricón y almibarado que nos llegó por acá y que nada tiene que ver con los vigorosos y sabrosos acordes de las canciones de Bovea y sus vallenatos, Escalona o Alejo Durán.
Ahora ha surgido, para horror de los horrores, un “genero” musical, mezcla de rap y percusión afrolatina, que no se canta sino que se discursea, como dando una razón de mala gana, en una copia floja del gang americano, aunque de ritmo empalagoso, llamado Reggeaton. Sus letras se distinguen especialmente por echar al aire impúdicamente una serie de parrafadas sin sentido en las cuales solo el sexo morboso y la denigración extrema de la mujer parecen tener cabida.
Es el “perreo”, en alusión a la posición sexual de los caninos, la forma como se baila este ritmo. Consiste el paso más común en que la mujer se dobla hacia adelante en un ángulo de 45º grados, juntando su nalgatorio con el área genital del hombre, para contonearse la pareja, imitando con movimientos lascivos y burdos una relación sexual. ¡Que maravilla! No se logra uno imaginar bailando así con alguna mujer decente en una fiesta familiar, o con una tía o con una hermana, ni mucho menos susurrarle a un delicado oído femenino las grotescas letras que acompañan este deplorable baile.
Y las emisoras musicales, esas embaucadoras profesionales, repiten esta penosa y mal llamada música todo el día, llevándoles a los jóvenes tan peligroso mensaje bajo el deleznable pretexto de ser el ritmo de moda y que por eso, solo por eso, se puede difundir hasta el cansancio. Es una estafa musical, ni más ni menos. En un envoltorio de percusión atractiva y simplona les venden un explosivo paquete de patanería, grosería, incitación sexual e irrespeto a la mujer, que los muchachos, mayoritariamente pertenecientes a las clases mas pauperizadas, repiten incesantemente como estribillos que les calan las mentes y, de alguna forma, los incita a hacerlos realidad, porque como declaró un dudoso discjockey local, “... lo importante es gozarse el perreo...”.
El domingo pasado el periódico El País publicó un articulo según el cual varios jóvenes de entre 17 y 20 años, escandalizados y aburridos con el dichoso Reggeaton, promovían una campaña entre los estudiantes de los colegios de la ciudad para que rechazaran este tipo de música, principalmente por la letra de sus canciones, y para que retornaran al gusto por la salsa. Gracias a esta noticia, muchos caleños suspiramos con alivio: Al fin alguien de esta nueva generación hablaba con sensatez y nos devolvía la esperanza.
Y entre suspiro y suspiro, como un eco lejano, nos pareció escuchar a Héctor Lavoe que, redimido del oscuro y lejano rincón al que ha sido relegado con muchos otros míticos artistas de la salsa, cantaba con su voz de bacán: “Mi gente, la más linda de este mundo, siempre me ha hecho sentir un orgullo profundo...”.
¡Qué viva la salsa!
Exacto, lo realmente peligroso de la vaina es lo de la repetición de las letras como un mantra ... esa vaina queda en el subteniente para toda la vida! ... a mí eso "Y luego si quieres .. el sujetador" me marcó para toda la vida!
ResponderBorrartarde o temprano (ojalá lo segundo) esta moda morirá ... pero y esta generación que? Tocará crear centros especializados para revertir el daño o tendremos toda una generación de patancitos machistos con ínfulas de traquetos y perritas?
A Patton:
ResponderBorrarAunque no cabe duda que es una moda, es claro que dejará su nocivo mensaje en muchas mentes en formación que mas adelante, juntanodse con otros factores, crera un coctel mental explosvo en hombres y mujeres.
A Fernando:
ResponderBorrarEn realidad la forma de vestir se inspira en esa actitud provocadora y contestataria a la que incita, sin ningun fundamento o principio, la dichosa musiquita esa. Gracias por su visita y su comentario
Apreciada Jazz:
ResponderBorrarPermitame saludarla cordialmente y decirle que la hemos extañado en este blog. Pues, mija, siquiera tiene pa donde irse, porque por acá, conla sitaucion sconomica, sobre la que hablaremos proximamente, no alcanza ni pa Jamundí. De todas maneras, asi como los bogatonos y los paisas se quedaron luchando en sus ciudades hasta ver el resurgir que ahora disfrutan, asi mismo los caleños daremos la pelea, primero denunciando, y segundo, pensando mejor por quien vamos a votar la proxima vez. Gracias por tu comentario.
A Knino:
ResponderBorrarCierto, y en cierta forma esa amenesia se la heomso fomentado los que si tenemos beuena memeoria musical, porque nos dejamos arrinconar por toda esa musica de pacotilla y la cultura que arrastra tras ella. Gracias por su visita y su comentario.
A Jazz:
ResponderBorrarAh, me olvidaba. La pelicula es buena y sobresale por su factura tecnica (buena fotografia y sonido) , además del ingrediente nostalgico de la Cali de los 70. Antonio Dorado se lució.Chao.
Buenos días: estuve pensando en escribir hace poco un comentario sobre el anterior post y nunca he tenido tiempo. Lo que plantea es muy interesante. Todo el proceso que ha sufrido Cali. Y la forma de superarlo me parece a mí que están más marcadas por lo que pase en el conjunto de Colombia respecto a las actitudes de la gente y a sus valores, que al escenario puramente caleño. Pero sólo es una premisa que a la hora de la verdad tampoco podría defender muy bien.
ResponderBorrarLo que me llama la atención es el deterioro material de la ciudad, de todos los espacios públicos, etc. Eso es muy llamativo porque toda la vida he oído que el narcotráfico, por poner un tipo de delito, nace de la ambición por el dinero y el lujo. ¿Qué vida lujosa se va a tener si las calles están llenas de baches y en cada rincón hay muestras de miseria y podredumbre?
Es decir, esa visión "anticapitalista" no resulta muy buena para explicar algo como el deterioro de Cali. Más bien me parece a mí que el anhelo serio de confort es una aspiración de la sociedad que va madurando, que va tomando arraigo en las ciudades, que va acostumbrándose a vivir bien. Y contra esa parte se alza el primitivo, el hombre más bien rural y lleno de resentimientos que a la hora de buscar un camino para imponerse se encuentra con el negocio del narcotráfico. Pero podrían ser muchos otros, desde el robo hasta la revolución, pasando por la organización de mafias electorales que servirían (y sirven) como clientela a los políticos corruptos.
Esa gente en cuanto puede ascender se rodea de todos los símbolos de la jerarquía social, es decir, de los objetos de lujo. Pero en realidad sólo le interesan como trofeos que demuestran la posición alcanzada: ni comer bien ni oír buena música ni vestirse con buen gusto le interesan: NO LE HACEN FALTA. Es lo que pasa con todos los primitivos, que no tienen mucha necesidad de esas cosas. Por eso cuando la gente habla de la pobreza de los campesinos y de su falta de oportunidades, uno siempre puede pensar: con lo fácil que sería para ellos tener un huerto con decenas de hortalizas y decenas de especias, y aun criar gallinas y conejos... No les hace falta comer cada día una cosa bien preparada y saludable. Su pobreza es sobre todo primitivismo. Por eso los pueblos y barrios de los narcotraficantes siguen siendo miserables a pesar de las fortunas que amasan. Poco a poco descubren que esos símbolos de poder con que soñaban no son tan fáciles de llevar, que las joyas les aprietan la carne, que los restaurantes donde sirven mariscos obligan prácticamente a usar cubiertos raros, etc., y entonces buscan refugio en los símbolos de poder en que nadie compite con ellos: las armas.
Con el caso de la música pasa lo mismo, a mayor dominio del primtivo, mayor tosquedad de los versos de las canciones y de los ritmos, mayor conversión del intercambio entre los sexos en aquello que para el primitivo es acogedor: el burdel.
Y no obstante, créanme que ése no es el problema de Colombia, sino una de sus consecuencias. No se puede remediar el que en Colombia haya una mayoría de primitivos, el problema es la incapacidad de los sectores más asentados para gobernar el país, para contener la violencia del primitivo y al mismo tiempo para integrarlo y asimilarlo poco a poco.
Terminamos siendo una sociedad sin cabeza en la que al final los organizadores de bandas de asesinos terminan teniendo el poder real. Y eso tiene mucha importancia para entender al país, porque las universidades en lugar de formar empresarios formaron oradores revolucionarios, con lo que una parte de las clases altas terminó derivando sus rentas y su poder de la narcoindustria estalinista, y al tiempo los políticos tradicionales no hicieron más que volverse representantes de "roscas" de ordeñadores del Estado, que no tardarían y no tardaron en encontrar a los capos del narcotráfico como financiadores y socios comerciales.
Por eso decía lo del cambio ideológico necesario en el conjunto de la sociedad: no basta el rechazo clasista a los primitivos encumbrados gracias al narcotráfico, porque es la sociedad en conjunto la que no pudo crear una clase empresarial ni unas instituciones educativas útiles. Hay que empezar a pensar en el desarrollo de una economía productiva basada en posibilidades como el TLC y en los avances en seguridad que se registran.
El paso de 10 a 7 muertos diarios es una gran noticia, podría haber sido de 10 a 13. Nada se va a remediar con maldiciones y lamentos, sino con medidas eficaces que vayan reduciendo los indicadores de violencia, marginación, miseria y demás. Ojalá en 2007 la proporción de homicidios baje de 5 diarios y el proceso siga así.
Pero todo eso termina teniendo su expresión en la política. Y es que en gran medida el deterioro de Cali es también el deterioro de todo el suroccidente, convertido en territorio narcoguerrillero.
Cordial saludo.
Que tal hombre! De acuerdo, ojala no se aparezca el que diga que eso es "música de negros", sería ya el colmo... Alla en el Valle si hay ámúsica de negros de verdad, el currulao, las chirimías, la bossa, el blues, el son, la salsa... Eso SI es música de negros, música que determinó todo lo que hoy se hace y se escucha... El restregón es música de güebones, y ud más que nadie sabe qué es lo que es eso... Un saludo
ResponderBorrarA Jaime Ruíz:
ResponderBorrarEn primer lugar, mi querido Jaime, tal como es el lema de este blog, el concoer una realidad particular o local nos proyecta hacia lo quepodriamos decir es una verdad universal. Por ello, la situacion de Cali es, en cierta forma, la de este país, aunque con otras particularidades.
En segundo lugar, lo que Ud. llama primitivismo, para mi es fundamentalmene marginalidad. En Cali existe algo asi como dos tercios de la poblaacion aglutinada en Aguablanca y en los ectores de ladera, que se considran a la vez las zonas mas deprmidas y las mas violentasd de la ciudad, principalmente como resutlado de vivir allí las personas conmenos acceso a fuentes de trabajo y a estudio. Creo recordar quela tasa de escolaridad en estas zonas no alcanza al 4o o 5o deprimaria maximo, y que los jovenes que llegan a un bachillerato saben que de alli no van a pasar.
Desde este panorma es imposibel construir una ciudad moderna, pujante, en desarrollo. Por ello, cuando el narcotrafico irrumpio, lo que se abrió fue un dique social a través del cual se perdierontodos los valores morales claiscos y se creo una nueva moralidad, acorde con el negocio ilicito, dentro del cual la riqueza o prosperidad adquirió un tinte individualista. Esto, impide que el mafioso o traqueto, por mas plata que tenga, piense en invertir su riqueza o parte de ella en mejorar su entorno; por el contrario, generalmente participa en las decisiones politicas a través de deformarlas o corromperlas para favorcer a quienes le pueden brindar apoyo o proteccion, o simplemente integrararlo al carrusel de corrupcion que es muy jugoso y requiere poca inversion. Por eso, uno puede ver casas lujosisimas en barrios pobrisimos, pues como bien lo dice Usted a este tipo de personajes solo le interesa llenar sus satisfaciones primarias, mostrar su poder economico y destacarse entre sus iguales a través del lujo exagerado y del gusto estridente por un subcultura que todos conocemos.
De todas formas, en Cali poco a poco estamos adquiriendo conciencia de la necesidad de alejarnos de este estado de cosas, de rebelarnos contra este imperio maligno, paso imprescindible para un verdadero cambio, que vendra sin duda cuando aqui se haya dado la catarsis social que se requiere para dar el salto adelante. Y Cali resurgirá de sus cenizas, con la ayuda de Dios.
A No al Silencio:
ResponderBorrarGracias por tu visita. Lo de musica de negros no es mas que un estereotipo, nacido de nuestro racismo vergonzante que, como las brujas, de que lo hay, lo hay. De todas maneras, como tu bien lo dices, este restregon no es ni musica ni es de negros, porque es un genero sin identidad.
acá hasta hace poco se conoce...y realmente surgió a la manera de un zombie...un zombie que por mas balazos se quiere comer todos nuestros cerebros. Pero, y tenniendo en cuenta cuan poco me gusta el reggaeton, contextualizar permite entenderlo. en primera instancia hay que recordar el lugar de procedencia, que a grandes rasgos es puerto rico, pero sobre todo la relación entre puerto rico y la diaspora en EUA. de ahi s epueden desprender varias cosas posteriormente, respecto a la música, a las letras, a la vestimenta, al perreo, hasta al "chocho bonito". en fin. bonito blog
ResponderBorrarA Don tomate:
ResponderBorrarEn realidad el origen del regeeaton es algo difuso y dificil de precisar, pues es una especie de variacion de varios ritmos basicos como el reggae, el rap, el hi hop y el gang, asi que tal mezcla es complicado de precisar, aunque es obvio que a su alredero de ha creado una cultura urbana bastante peculiar y plagada de excesos. Gracias por tu visita y tu mensaje.
Que estupidos comentarios si no le gusta la musica no la oigan lo que pasa es q.ustedes son unos envidiosos pq la musica q. esta de moda no salio de su pais, si no q. salio de Puerto Rico y lamentablemente para ustedes los puertorriqueños somos buenos en todo y pegamos lo q. sea. Ademas esta musica se oye desde hace años y es bastante vieja. Y por lo q. yo se hay muchas canciones de salsa q. son igual o peor q. estas de reggeaton bastante q. alienta a la gente a usar drogas igual q otros generos. Simplemente si no le gusta no se lo coman y mantengan la boca cerrada y si no tienen nada constructivo para decir no opinen!
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