Para todos los aficionados un Mundial de Fútbol – así, en general- representa varias cosas simultáneas: emoción, alegría, pasión, reconciliación con el buen fútbol, etc. Es una cita a ciegas cuatrienal que, o bien te deja satisfecho o te desilusiona brutalmente, pero que nadie quiere perderse. Bueno, a excepción de mi mujer.
Y este Mundial de Alemania 2.006 no es la excepción. Aunque para algunos la motivación por el certamen es básicamente dinero, money, bussines, para otros, la mayoría, ajena a esos entretelones propios de directivos, empresarios de jugadores o vendedores de camisetas, la cita es para sentarse en las graderías de un estadio (los mas afortunados) o en un cómodo sillón de la sala para ver el espectáculo mas arrobador del mundo: Mas de una treintena de partidos de fútbol, en un cortísimo mes , jugados de poder a poder entre equipos nacionales y jugadores que, sobre el papel, son los mejores del planeta en este momento.
Por eso me parece que un Mundial se define también, y sobre todo, como una esperanza. La esperanza de ver el mejor partido de la historia. La esperanza de ver jugadas irrepetiblemente geniales. La esperanza de ver a la estrella de la década convertirse en leyenda. La esperanza de ver, en resumen, el mejor Mundial jugado hasta el momento. La esperanza puede abarcar todo esto o, en el peor de los escenarios, conformarse con la realización de una sola de estas expectativas. En todo caso, nunca dejará de ser esperanza.
En los diversos mundiales que me ha tocado ver a través de la televisión he podido sufrir la metamorfosis de la esperanza mutada en satisfacción o, como cuando estuvo la Selección Colombia involucrada, en física desolación. Desde el de México 70 (se escribía así, con “x”), que vi muy niño, hasta el de Japón 2002, que vi por fugaces destellos a raíz de la espantosa hora en que se transmitía, siempre he sentido que todo Mundial deja algo memorable, indeleble en la memoria, sempiterno en la retina, que justifica la espera de cuatro años y la consecuente esperanza.
De México 70 recuerdo, amen de figura de Pelé, el legendario 10 brasilero, a un señor calvo, casi un anciano para mi perspectiva infantil, que frenaba el cuerpo y el balón a voluntad, cambiaba de ritmo en un parpadeo, gambeteaba a cualquiera en cualquier lugar de la cancha y, además, disparaba unos pases al vacío como nunca se había visto. Se llamaba Gerson. De Alemania 74 aun tengo el recuerdo de un bloque naranja que subía y bajaba, arrollándolo todo a su paso, de la mano de su habilidoso capitán, un tal Johan Cruyff, que solo pudo ser frenado por el fútbol recio de los alemanes, a la postre campeones.
Del malísimo Mundial de Argentina 78 aun mantengo viva la bronca por los argentinos que, amangualados con los peruanos, eliminaron a Brasil mediante una infamante goleada (6-0) gracias en buena parte a que el “Chupete” Quiroga, arquero argentino nacionalizado en Perú, se le tiraba al balón con toda la intención de dejarlo pasar, mientras el siniestro general Videla aplaudía rabiosamente en la tribuna. Rescato del equipo campeón, de todas formas, al corajudo “Matador” Kempes, que solo fue una estrella efímera de ese mundial y una figura del montón cuando le tocó jugar en Europa.
En España 82 sufrí el intenso enamoramiento del fútbol de Sócrates, Zico y Bebeto,
que jugaban un lírico y delirante balompié, tan perfecto como el del Brasil del 70, pero al que le tocó afrontar el entonces novedoso fútbol zonal, caracterizado por la asfixia de la marca individual que los italianos practicaban encarnizadamente, lo que al final les sirvió para eliminar al Brasil de mis amores y coronarse campeones. Odié a los italianos, especialmente a Paolo Rossi, por mucho tiempo.
El Mundial de Méjico 86 solo fue Maradona y nada más. Eso es indudable o sino, hagan el esfuerzo de tratar de recordar a otro jugador distinto u otras jugadas diferentes a las del crack argentino. Sencillamente, no existió nada más.
A partir del Mundial de Alemania 90 toda la expectativa giró en torno a la Selección Colombia, así que lamentablemente toda evocación se circunscribe a las emociones desbocadas en el empate ante Alemania con el golazo de Rincón y el pase previo y magistral del Pibe Valderrama, hasta el insufrible gol que Milla le marcó a Higuita por debajo de la horqueta para eliminarnos tristemente.
En el Mundial de Estados Unidos 94, ese mismo que, según Pelé, íbamos a ganar gracias al espejismo de la goleada a los argentinos 5-0 en la misma Buenos Aires, solo recuerdo la amargura y la rabia por el juego mediocre de una selección aburguesada e inflada como crispeta, que se derrumbó desde el primer partido. Además, claro, resuenan en la memoria los disparos con que mataron a Andrés Escobar en Medellín cuando el mundial aun se jugaba. Creo memorar que el campeón fue Brasil, de la mano del recientemente difunto Tele Santana, pero recuerdo más haber sentido vergüenza por mucho, mucho tiempo.
Del Mundial de Francia 98, aparte de la ya consabida eliminación de la Selección Colombia en la primera ronda, fue emocionante ver a una Francia de un fútbol inusitadamente habilidoso y contundente ganarle la final a Brasil jugando al mas puro estilo brasileño. Zidane, la figura francesa, fue un gigante. Memorable también fue la desinflada de Ronaldo, que decepcionó a todos a pesar de venir precedido de una connotación de figura internacional que, al final, todo el mundo entendió mas como un manejo mediático.
Aunque, según lo dijimos, al Mundial de Corea 2002 no le paramos muchas bolas (verraca la levantada a las 4 a.m. a verse un partido de fútbol con la mujer al lado dando codazos y refunfuñando por el madrugón; así quién canta un gol) se sabe que fue el desquite de Ronaldo y la mostrada incipiente de Ronaldinho, que llevaron a Brasil a ser campeón aunque con un fútbol pacato y deslucido, muy al estilo de Scolari. En general, para mí este fue un mundial regular, tirando a malo.
Ahora, en el Mundial de Alemania 2.006 todo vuelve a empezar. Y la esperanza también reverdece, sobre todo por el tremendo momento que vive Ronaldinho y la pléyade de figuras brasileñas que nos encaminan en la ilusión de ver al “jogo bonito” en todo su esplendor coronarse otra vez campeón.
De eso se trata la esperanza. Bueno, aunque mi mujer definitivamente no esté de acuerdo.
Y este Mundial de Alemania 2.006 no es la excepción. Aunque para algunos la motivación por el certamen es básicamente dinero, money, bussines, para otros, la mayoría, ajena a esos entretelones propios de directivos, empresarios de jugadores o vendedores de camisetas, la cita es para sentarse en las graderías de un estadio (los mas afortunados) o en un cómodo sillón de la sala para ver el espectáculo mas arrobador del mundo: Mas de una treintena de partidos de fútbol, en un cortísimo mes , jugados de poder a poder entre equipos nacionales y jugadores que, sobre el papel, son los mejores del planeta en este momento.
Por eso me parece que un Mundial se define también, y sobre todo, como una esperanza. La esperanza de ver el mejor partido de la historia. La esperanza de ver jugadas irrepetiblemente geniales. La esperanza de ver a la estrella de la década convertirse en leyenda. La esperanza de ver, en resumen, el mejor Mundial jugado hasta el momento. La esperanza puede abarcar todo esto o, en el peor de los escenarios, conformarse con la realización de una sola de estas expectativas. En todo caso, nunca dejará de ser esperanza.
En los diversos mundiales que me ha tocado ver a través de la televisión he podido sufrir la metamorfosis de la esperanza mutada en satisfacción o, como cuando estuvo la Selección Colombia involucrada, en física desolación. Desde el de México 70 (se escribía así, con “x”), que vi muy niño, hasta el de Japón 2002, que vi por fugaces destellos a raíz de la espantosa hora en que se transmitía, siempre he sentido que todo Mundial deja algo memorable, indeleble en la memoria, sempiterno en la retina, que justifica la espera de cuatro años y la consecuente esperanza.
De México 70 recuerdo, amen de figura de Pelé, el legendario 10 brasilero, a un señor calvo, casi un anciano para mi perspectiva infantil, que frenaba el cuerpo y el balón a voluntad, cambiaba de ritmo en un parpadeo, gambeteaba a cualquiera en cualquier lugar de la cancha y, además, disparaba unos pases al vacío como nunca se había visto. Se llamaba Gerson. De Alemania 74 aun tengo el recuerdo de un bloque naranja que subía y bajaba, arrollándolo todo a su paso, de la mano de su habilidoso capitán, un tal Johan Cruyff, que solo pudo ser frenado por el fútbol recio de los alemanes, a la postre campeones.
Del malísimo Mundial de Argentina 78 aun mantengo viva la bronca por los argentinos que, amangualados con los peruanos, eliminaron a Brasil mediante una infamante goleada (6-0) gracias en buena parte a que el “Chupete” Quiroga, arquero argentino nacionalizado en Perú, se le tiraba al balón con toda la intención de dejarlo pasar, mientras el siniestro general Videla aplaudía rabiosamente en la tribuna. Rescato del equipo campeón, de todas formas, al corajudo “Matador” Kempes, que solo fue una estrella efímera de ese mundial y una figura del montón cuando le tocó jugar en Europa.
En España 82 sufrí el intenso enamoramiento del fútbol de Sócrates, Zico y Bebeto,
que jugaban un lírico y delirante balompié, tan perfecto como el del Brasil del 70, pero al que le tocó afrontar el entonces novedoso fútbol zonal, caracterizado por la asfixia de la marca individual que los italianos practicaban encarnizadamente, lo que al final les sirvió para eliminar al Brasil de mis amores y coronarse campeones. Odié a los italianos, especialmente a Paolo Rossi, por mucho tiempo.
El Mundial de Méjico 86 solo fue Maradona y nada más. Eso es indudable o sino, hagan el esfuerzo de tratar de recordar a otro jugador distinto u otras jugadas diferentes a las del crack argentino. Sencillamente, no existió nada más.
A partir del Mundial de Alemania 90 toda la expectativa giró en torno a la Selección Colombia, así que lamentablemente toda evocación se circunscribe a las emociones desbocadas en el empate ante Alemania con el golazo de Rincón y el pase previo y magistral del Pibe Valderrama, hasta el insufrible gol que Milla le marcó a Higuita por debajo de la horqueta para eliminarnos tristemente.
En el Mundial de Estados Unidos 94, ese mismo que, según Pelé, íbamos a ganar gracias al espejismo de la goleada a los argentinos 5-0 en la misma Buenos Aires, solo recuerdo la amargura y la rabia por el juego mediocre de una selección aburguesada e inflada como crispeta, que se derrumbó desde el primer partido. Además, claro, resuenan en la memoria los disparos con que mataron a Andrés Escobar en Medellín cuando el mundial aun se jugaba. Creo memorar que el campeón fue Brasil, de la mano del recientemente difunto Tele Santana, pero recuerdo más haber sentido vergüenza por mucho, mucho tiempo.
Del Mundial de Francia 98, aparte de la ya consabida eliminación de la Selección Colombia en la primera ronda, fue emocionante ver a una Francia de un fútbol inusitadamente habilidoso y contundente ganarle la final a Brasil jugando al mas puro estilo brasileño. Zidane, la figura francesa, fue un gigante. Memorable también fue la desinflada de Ronaldo, que decepcionó a todos a pesar de venir precedido de una connotación de figura internacional que, al final, todo el mundo entendió mas como un manejo mediático.
Aunque, según lo dijimos, al Mundial de Corea 2002 no le paramos muchas bolas (verraca la levantada a las 4 a.m. a verse un partido de fútbol con la mujer al lado dando codazos y refunfuñando por el madrugón; así quién canta un gol) se sabe que fue el desquite de Ronaldo y la mostrada incipiente de Ronaldinho, que llevaron a Brasil a ser campeón aunque con un fútbol pacato y deslucido, muy al estilo de Scolari. En general, para mí este fue un mundial regular, tirando a malo.
Ahora, en el Mundial de Alemania 2.006 todo vuelve a empezar. Y la esperanza también reverdece, sobre todo por el tremendo momento que vive Ronaldinho y la pléyade de figuras brasileñas que nos encaminan en la ilusión de ver al “jogo bonito” en todo su esplendor coronarse otra vez campeón.
De eso se trata la esperanza. Bueno, aunque mi mujer definitivamente no esté de acuerdo.
Vopa, yo creo que si miras la final de un mundial, te darás cuenta que tal estuvo:
ResponderBorrarAlemania 74: Alemania Occidental vs. Holanda; marcó la aparición del “fútbol total” partido mecánico para un fútbol mecánico jugado entre equipos mecánicos. En el campo de juego se encontraba el mejor jugador del mundo en ese momento: Cruyff.
Argentina 78: Argentina vs. Holanda. Partido típico entre europeos y suramericanos y no de una final, para un mundial donde no brilló nada ni nadie, en un país donde la selección local tenía que ganar por decreto. La final tenía que haber sido Holanda vs. Italia.
España 82: Aún recuerdo a Edgar Perea por Caracol Radio: “toca, toca Brasil” la mejor selección que no ganó un mundial. La final: Alemania vs. Italia; partido típico europeo, corriendo todo el rato y no especialmente brillante, entre dos selecciones que llegaron a la final sin brillar. En el terreno de juego, el jugador bota de oro en ese año: Paolo Rossi.
México 86: Alemania vs. Argentina. Solo Maradona.
Italia 90: Argentina vs. Alemania. Ni Maradona ni nadie, mundial malo con una final horrible.
Estados Unidos 94: Brasil vs. Italia; partido malo para un mundial malo. En el terreno de juego, el mejor jugador del mundo: Romario.
Francia 98: Francia vs. Brasil: Partido de final sin más, así como el mundial: sin más. En el terreno de juego, el mejor jugador del mundo de esa época: Zinedine Zidane.
Y así el de Corea-Japón, donde de Brasil ganó un mundial del que no se recuerda nada. En el terreno de juego el mejor jugador del mundo en ese año: Ronaldo.
Bueno, esperemos que este año Ronaldinho esté inspirado y se vea fútbol digno de llamarse fútbol.
Un saludo
Ojala encontremos el "juego bonito" y que el ganador de esta copa no sea como algunos lo dicen, fruto de algun torcido.
ResponderBorrarSi gana el mejor pienso que el gandor estara en suramerica, Brasil es uno de los favoritos, logicamente, auque para mi, mismo si no tiene la cantidad de estrellas que Brasil, el campeon sera Argentina.
En Africa no hay nada que ver el mejorcito es Costa de Marfil en Asia tampoco y en Europa el favorito seria Inglaterra. Francia e Italia no tienen el nivel para ganar.
Sin negar que hay otros equipos interesantes dudo que tengan el nivel de ganar la final, aunque en el futbol y eso es lo mejor, nunca se sabe.
Si todo esto es un torcido seguramente el ganador esta vez quedara en Europa.
Hay un problema en tu pronostico Fotografo:
ResponderBorrarInglaterra no tiene delanteros, la última noticia es que van a poner al excelente Steve Gerrard de delantero centro, pero como sabes, Gerrard es centrocampista. Rooney está lesionado y era la esperanza de inglaterra para hacer algo en el mundial. Yo creo que el campeón está entre Brasil,por la cantidad de cracks y el jogo bonito, Alemanía por jugar en casa y por el espiritu que tiene para jugar finales, y por último Italia por la experiencia de jugar tantas copas que tienen los de la "azurra".Argentina se desinfla en los mundiales, solo Maradona logró sacarlos de allí, bueno, él y el general Videla que los hizo campeones en el 78, entonces no creo que vayan a ganar. aunque como dices, lo bonito del futbol es que puede pasar cualquier cosa. Sea quien sea el campeón esperenmos jogo bonito.
Un saludo
Cuando uno recuerda en los videos que por estos días inundan la televisión el momento en el que vio cada partido, la forma en la que llenó el álbum del mundial y lo bonitas que se veían en ese momento las camisetas que ahora sólo son n recuerdo del pasado, se siente parte de la historia.
ResponderBorrarPero también siente que todo tiempo pasado fue mejor, y tal vez esa es la razón por la que todos esperamos este mundial. desde italia 90 no hay un jugador, una selección o un hecho especialmente emotivo, especialmente inspirador (tal vez un poco la Francia del 98 pero no demasiado). Ahora tendremos el menú completo del fútbol mundial (en el que no está Colombia desde 1994). Esperemos que ese menú realmente se deje ver, pero la verdad no tengo demasiadas esperanzas. Eso de "mundial es mundial" ya no es tan cierto, el fútbol de clubes mueve más corazones -y más dinero- desde hace mucho tiempo. Pero sólo queda esperar, y aunque este sea un mundial malo lo veremos, porque al fin y al cabo sigue significando la cita máxima del fútbol.
Del mundial lo unico que me parece "lindo" son los uniformes, ya me compre las camisetas de holanda y mexico ;)
ResponderBorrarMuy lindo tu blog. Sobre todo las primeras frases, me has hecho sentir nostalgia.
ResponderBorrarDel mundial de españa 82, el primero que vi, recuerdo que lo disfrutaba en blanco y negro mientras comía gelatina royal de manzana con mi hermano, no tú, el otro. Un partido inolvidable: Alemania vs Francia. Lo comparo con una película de ese entonces que se llamó "El día más largo de la historia".
Una duda: a qué Bebeto te refieres cuando hablas del Brasil de aquel mundial?
Ojalá ahora tenga tiempo para disfrutarlo. No siempre somos niños. No me desgasto en predicciones, las encuentro fofas. Prefiero sonreir pensando en que el mundo se detendrá, al menos el mio, mientras juega cualquier par de selecciones. Y no importa el resultado.
Un abrazo
Sobre PAPÁ URIBE II
ResponderBorrarCreía que nunca ibas a tocar este tema en tu blog. Guardaba la esperanza.
Me alejo diametralmente de ti. No comparto la inercia ni la desinformación. I. Ramonet dice que muchos ciudadanos estiman que confortablemente instalados en el sofá de su casa, atiborrándose en una cascada de acontecimientos a base de imágenes fuertes, pueden informarse. Error mayúsculo. Primero, porque gran parte del periodismo en Colombia está diseñado para distraer, no para informar. Segundo, porque los medios están dominados y por ende no son imparciales. Y tercero, porque pretender informarse sin esfuerzo es un mito publicitario.
Yo, aparte de la disminución en los secuestros –algo loable–, no encuentro la más mínima razón para creer que este gobierno es digno de considerarse como bueno. Mejor, creo que los escándalos de corrupción, compra de votos, arreglo con narcos, relaciones non sanctas con paramilitares, posturas retrogradas (como de Luis XV), mentiras disfrazadas con cifras, desinstitucionalización del país y entrega, consciente o no, del Estado a un proyecto mafioso, ameritan que este sea considerado el gobierno más retardatario de las últimas cuatro décadas. O más, si se quiere.
Pero eso es este país. El que pondera y admira a los poderosos, sin importarle como han llegado a serlo. El que acepta los fines sin importar los medios, y que reconoce y envidia la mentira, el engaño y la trampa, con tal de salir triunfante. Que le dice bobo a quien obra con justicia y sometido a las reglas, y se extasía diciéndole avispado a quien no lo hace.
Hace poco, cuando estuve en Chile y cruce palabras con algunos venezolanos, que también había visto en Caracas, me dí cuenta que entre Uribe y Chávez se da el efecto del espejo. Ambos ansían el poder, dependen de él, se hacen adictos, lo quieren todo, no se sacian. Están a la espera de más oportunidades, se hacen rodear de cortes aduladoras y terminan pareciéndose al personaje de la Fiesta del Chivo o al Patriarca de G. Márquez. Finalmente, parecen traídos de otra república banana peor.
Cuando uno se asoma a un espejo, la derecha se ubica en la izquierda, y viceversa. Lo demás sigue igualito ¿Entiendes lo del espejo?
Un abrazo.
A Colombianos:
ResponderBorrarDe acuerdo, generalmente la final refleja lo que ha sido el Mundial, pero asi sea mala final es final y uno agradece, a cambio de buen futbol, que los equipos dejen la sangre en la cancha. Sobre lo de Inglaterra, concuerdo con que es un equipo de un nivel mas bien bajo, pero hay equipos que ellegan asi a un Mundial y alli se crecen, y ese puede ser el caso de Inglaterra, ademas de que es la ultima oportunidad para que Beckham nos demuestre a todos que es un futbolista y no solamente un maniquì.
A El Fotografo:
ResponderBorrarTodos queremos que se luzca el jogo bonito y si el que lo practica actualmente es Brasil el favoritismo es claro. Los demas solo pueden dar sorpresas porque casi todos los equipos llegan con niveles regulares y bajos.
A Jose:
ResponderBorrarCierto, pero tal como lo dice el titulo del post un Mundial se trata mas de experanzas que de realidades, porque si fuera por esto ultimo un Mundial no significaria nada.
A Stirer:
ResponderBorrarBueno, igualito que a mi mujer, que en la mitad de los partidos se dedica a comentar de la camista de fulanito, de la pinta de sutanito, del color de los avisos, etc. Por eso las amamos.
A Mi Hermano:
ResponderBorrarNo sabia lo de la gelatina. Buen dato. Tambien recuerdo el mismo partido, esepcialmente por un jugador calvo: Stieliker (no se si escribe asi9, un zaguero central aleman que en ese partido se jugo una fantasia. En realidad no era Bebeto sino Eder, el jugador que despues apareciò en Mexico con poco brllo se mostrò en este mundial y dio trazas de su calidad. Pero recordando me gustaba tambien Junior. Y si esperemos, con la esperanza y la ilusion de niños, este mundial.
A Mi hermano (sobre Papa Uribe):
ResponderBorrarNo se si es por la epoca electoral pero parece, insisto, en que todo alrededor de Uribe girara en torno a dos puntos, ambos extremos: Si hablas mal de él, sos antiuribista, comunista, amigo de la subversion, etc.; si hablas bien o, por lo menos, no tan mal, sos paraco, retrogrado, mafioso, etc. Como yo no comparto este tipo de analisis, ni me interesa, solo me atrevo a decir que, por ejemplo, afirmar que este es el gobierno mas retardatario de los ultimso 40 años es, como menos, una exageracion literaria, muy parecida a la publicidad del Polo, así que lo tomo como tal. Lo unico que he querido llamar la atencion en mi post es sobre una explicacion mía, ensayada desde otra perspectiva, sobre el fenomeno de popularidad que tiene Uribe que asi les salga roncha en cualquier parte a los que no lo quieren, como es tu caso y el de otros comentaristas, es un hecho y solo me baso en el hecho. Siento que es un fenomeno emocional y, por tanto, me parece que El Tiempo acierta cuando se rinde ante esa evidencia. Por eso, decir que es un presidente malo o bueno esta intencionalmente por fuera de mi analisis y por tanto, no entro en ese debate, menos en tan peligrosa epoca como esta.
En efecto, en estas épocas donde se habla de presidentes y de mundiales es mejor guardarse los pronósticos, pues la gente está muy suceptible frente ambos. Llegado el caso, pueden retirlarle a uno hasta el saludo o cobrarle más tarde una apuesta. Vuelvo y digo, y aplica para ambos casos: -Así griten gol, antes de salir a la cancha, el marcador se define jugando.- Hasta que el balón no cruce la línea, estamos 0-0
ResponderBorrarA XP:
ResponderBorrarBuen consejo. Gracias por la visita y el comentario.
Para Colombianos en Londres:
ResponderBorrarCuando ganes un campeonato mundial con tu selección nacional, tendrás derecho a criticar, mientras tanto, sigue participando....