16.8.07

POLO Y LA MIERDA DE PERRO

Les pregunto: Habrá alguien que, por lo menos una vez en la vida, no haya pisado mierda de perro? Y que haya sufrido, además del molesto embadurnamiento, la persecución del fatal olor que parece subir desde los zapatos hasta cubrir casi toda la humanidad del doliente?

Ah, y que adicionalmente, el dichoso olor y hasta restos de la execrable materia fecal canina lo persiga en todo lugar al que vaya, atrayendo las miradas sospechosas de los demás y sin que valgan sacudidas, lavadas, limpiadas y demás recursos urgentes para liberarse de semejante molestia…

Bueno, creo que me han entendido el concepto. Porque lo que quiero decir en verdad es que el ex alcalde Polo se ha convertido para Cali en una gran plasta de mierda en el zapato.

No parece existir manera alguna de zafarse de él y de su nefasta gestión. Ni siquiera un fallo fulminante de destitución de la Procuraduría, ni las últimas encuestas que le daban una imagen desfavorable de poco más del 95% entre los caleños. Nada parece valer, porque el dichoso personaje amenaza nuevamente con volver.

Que habremos hecho tan malo como para ganarnos el azote perenne de este señor? Porque si la enjundia y la eficiencia que Polo muestra ahora para buscar el retorno a la Alcaldía por la vía judicial la hubiese tenido, siquiera al 50%, para su gestión como alcalde a lo mejor la historia tendría otra cara. Pero que va.

Ahora, como una siniestra y enorme espada de Damocles, pende sobre la ciudad un
nuevo fallo judicial que podría concederle a Polo – y a su camarilla, por supuesto- su anhelado retorno al pillaje y al desmedro de las arcas municipales. Solo basta mirar en lo que han quedado los recursos de la municipalidad para entender la debacle que sería el retorno de Polo.

Lo que si se es que desde que conocí la noticia el dichoso olorcito me sigue a todas partes, como seguramente persigue a todos los que nos ha tocado en suerte vivir en la misma ciudad de donde alguna vez, por desgracia, Polo fue alcalde.

¡Perra suerte!

1 comentario:

  1. ¿o sea que se va a salvar la cabalgata de la feria?

    Que vaina ola. País del sagrado corazón, al fin y al cabo.

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