18.8.05

Papá Uribe

Por principio hemos querido sustraernos en este blog de hacer comentarios políticos, por varias razones, la principal de las cuales es que, en nuestra humilde opinión, ese segmento esta mas que saturado.

Si tenemos en cuenta que cualquier hecho o pugilato político merece un despliegue inmediato y a fondo de los medios periodísticos, resulta mas que cansón volver a comentar sobre la ya dicho sobre este tema durante horas y horas por Arízmendi, Gossain, Julito y el interminable desfile mañanero de políticos y analistas invitados, amén de las obligatorias referencias en los noticieros de TV, en las columnas de los Dartagnanes, Santos, Pombos, Benedettis, López y demás y, para encimar, en los sesudos artículos de Semana, Cambio, El espectador, etc. De todas maneras, después de todo esto, no queda casi nada por decir.

Esta necesaria explicación inicial se justifica por el titulo de este post, que puede ahuyentar a mis amigos lectores (o, quien quita, atraer a otros) bajo el entendible equivoco de que aquí vamos a tocar el manido tema del presidente Álvaro Uribe y su reelección, o algo parecido. Sin embargo, corriendo ese riesgo, queremos aventurar una opinión desde otra óptica sobre el indudable fenómeno popular que representa nuestro singular presidente en un país como el nuestro, tan arisco en materia de afectos políticos.

¿Cuál podría ser una explicación aceptable y novedosa, fuera del campo de las argumentaciones políticas propiamente dichas, en relación con esos niveles de popularidad y aceptación que tiene por estos días Álvaro Uribe? Cuando uno ve e intenta analizar las encuestas que se han realizado sobre este tema, se convence cada vez mas que estamos ante un fenómeno que va mas allá de la simple coyuntura política.

Y esto surge del hecho de que si bien la gestión del presidente Uribe, comparada con la de sus mediocres y pusilánimes antecesores, se destaca, realmente uno no podría mostrar ningún área socioeconómica en la que Colombia haya avanzado a un nivel como para que nuestro personaje se merezca tan descrestantes y favorables cifras de aceptación publica. El crecimiento económico hasta ahora es mas bien bajo, el desempleo ha cedido más por cuenta del subempleo o porque los desempleados se mamaron de buscar trabajo, la corrupción se muestra mas o menos igual, el nivel de vida de los estratos 4 para abajo sigue de capa caída, y así podríamos seguir enumerando otras facetas de la vida nacional que se encuentran en el mismo rango. De modo que por allí no es la cosa.

La gran bandera parece ser la de los logros en materia de seguridad. Sin embargo, bajo una lupa moderada, reconociendo que en realidad las cifras muestran una ostensible mejoría en esa sensible materia y adicionando el hasta ahora exitoso proceso de desmovilización de los paramilitares, al final del mandato de Uribe no se puede mostrar ninguna acción o logro de esos espectaculares, a los que uno les pueda colgar el aviso de que este fue el hito con el que el Presidente se echo al bolsillo al país.

Entonces solo queda el campo de la especulación. Y es allí en donde nos meteremos para ensayar nuestra teoría, que si bien puede ser ingenua y un tanto imaginativa, de todas maneras cabe perfectamente en el vacío retórico en donde han venido a caer las explicaciones y las tesis que he leído y oído sobre el fenómeno Uribe.

Para ello, digamos que Colombia es un país de desafectos. Si algo ha gestado nuestra identidad es precisamente la guerra y la violencia, consecuencias mas que lógicas de una sociedad privada de un afecto verdadero y perdurable por su vecino, por su coterráneo, por su prójimo y hasta por sus hijos y hermanos. La vieja frase de Marx de que la violencia es la partera de la historia se ha hecho carne y verbo entre nosotros, que desde que somos nación hemos hecho de las luchas intestinas el motor de nuestra identidad colectiva.

Pero, aun más allá, este es un país de huérfanos. La familia, como tal ha venido sufriendo una verdadera y calamitosa transformación, por cuenta principalmente de varias generaciones de hombres para quienes la responsabilidad de ser padres está ubicada en la ultima escala de sus prioridades personales. Las cifras estadísticas al respecto son elocuentes: El delito de inasistencia familiar es el que mas atiborra los estantes judiciales, aspecto que traducido a lo material implica la existencia de miles de hogares desarticulados y millones de niños y niñas que se levantan sin la presencia física y emocional de un padre o de una figura paternal formativa. La misma violencia política y delincuencial ha arrebatado a muchos hijos la posibilidad de un padre que, muerto, secuestrado o desaparecido, está tambien ausente. Muchos miles van se encuentran en el exterior, tratando de ganarse el sustento de sus hijos, que crecen a miles de kilómetros sin la presencia de sus padres.

Y si a lo anterior le sumamos lo que se denomina el abandono afectivo o emocional, que consiste en padres que, si bien proveen en lo material, son completamente ajenos o inexistentes en lo afectivo, tendremos muchos niños y jóvenes más que se levantaron, y se levantan aun, en medio de ese autismo emocional de sus padres, sin amor paternal, sin los derroteros de una autoridad serena pero firme, de un amor que se manifiesta y que, por eso mismo, amorosamente disciplina y forma.

Bueno, se preguntara el fatigado lector, y todo esto que tiene que ver con Uribe? Pues mucho, según nuestra tesitura. Lo único realmente novedoso que ha hecho el Presidente, no sabría decir si con deliberada intención o no, es clavar sus banderas en la desconocida e inexplorada, pero cierta y amplia montaña de la orfandad nacional. Es el nuevo papá de todos. Él es el que, como en sus celebres consejos comunitarios, habla, pontifica, ríe, regaña, piropea, promete, baila, canta, en fin, hace de todo, pero siempre está allí. Incluso, sus famosos diminutivos tienen esa connotacion. Si hay algo de lo que nadie puede quejarse es de no haber visto a papá Uribe en acción. Y como un padre, mas que otra cosa, es como ha asumido su rol. Hasta con sus detractores y opositores, a quienes inicialmente confronta agriamente para después, como un patriarca perdonador y bonachón, recibirlos y sentarlos en sus rodillas para recibir la cordial amonestación y, en muchas ocasiones, el premio por su ejemplar sometimiento a la autoridad paterna.

Solo una situación así logra explicar cual es el vinculo que genera la aceptación de Uribe como figura publica entre los diversos estratos sociales del país. Únicamente el abrazo uniforme del desafecto paternal logra cobijar por igual la común opinión favorable sobre el mismo personaje del campesino de una perdida aldea en el Cauca, de una pauperizada madre cabeza de familia del Distrito de Aguablanca y de un señor bien del Jockey Club. Todos quieren, o queremos, un papá. Y ahí está Uribe.

Por eso, propongo como estribillo nacional ese grito tan conocido en los estadios de fútbol del país: ¡¡¡Colombia, Uribe es tu papá!!!

11 comentarios:

  1. Exactamente. Uribe es un papá, y desafortunadamente el pueblo es un niño chiquito que no tiene criterio: no hay opinión pública. un saludo.

    PS: Hay que hacerle seguimiento a todo lo que pasa en la desmovilización paramilitar y que no nos cuentan los medios seudo-oficiales. Es en serio.

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  2. Me parece que el hecho de que este personaje se esté analizando en el terreno de la especulación, como se hizo en su blog y el mío, aunque de diferente manera, indica un serio problema: que los análisis racionales y sustentados netamente en lo político, en los que se muestra lo erróneo de este gobierno, no han movilizado, al menos en términos masivos, lo mismo que moviliza su sola actitud. Paternal para usted y mesiánica para mí.
    Saludos y por allá lo espero.

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  3. Me sorprende que alguien que parece tener un buen conocimiento histórico se deje llevar por las falsedades de libro de colegio, como "La identidad de Colombia se ha generado desde la violencia y la guerra (o algo asi fue lo que escribio)", es tan ridículo como quien dice que Colon llegó a América con lo peor de España.
    También es preocupante que los análisis partan de la especulación, y que ustedes "los críticos" son quienes tratan a Uribe de papá achacándole todas las desgracias del país como si este fuera un Estado de Bienestar, (eso murió!!!).
    Yo se que no he argumentado mucho, es más está lleno de falacias, pero eso no le quita coherencia a lo que plasmo.

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  4. A No al silencio:
    El ensayo busca darle una explicación imaginativa y hasta seudo sicologica al fenomeno Uribe. Por tanto, a partir de alli se puede esepcular todo lo que se quiera, hasta para decir lo que Ud. dice del pueblo.

    A Mal Ladron:
    Si es cierto lo de la especulacion. Asi lo he aceptado sin problemas en ese sentido. Sinembargo, hay mucho trecho entre su analisis y el mío, pues lo paternal no necesarimaente siginfica una critica sino la aceptación de un hecho objetivo.

    A federico:
    Las falsedades que Ud. menciona son tesis escritas desde hace decadas por escritores e historiadores tan serios como Indalecio Lievano, Gerardo Molina, Orlando Melo y Estanislao Zuleta, por mencionar unos pocos uqe recuerdo. Y si en su colegio le enseñaron esto, agradezcalo porque es una verdad historica. Por otro lado, gracias por graduarme de critico de Uribe, pero para su soprpres quiero decirle que no lo soy, por lo menos no a ultranza. A pesar de los defectos y falencias de este gobierno le reconozco que nos ha dado a la gran mayoria de colombianos la esperanza de retomar la autoridad, el derecho y la leglalidad como instrumentos para la cohesion y el progreso del pais. Esto no me impide arriesgar una analisis netamente personal de un hecho que nadie puede poner en duda. Gracias por su comentario y su visita.

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  5. Si la tesis que planteas es cierta, habría qué pensar en que "edad" afectiva estamos y qué tan aceleradamente puede cambiar o no: en la edad en que el padre es como un Dios para el hijo; en la edad en que el hijo comienza a dudar y a alejarse del padre; en la edad en que el hijo añora secretamente el parricidio; o la edad en que el padre es un "cucho" querido, al que hay que hacerle la caridad de visitarlo de vez en cuando.
    Desde otro punto de vista, pienso que en el fenómeno de popularidad de Uribe habría que analizar la efectiva estrategia de comunicación que ha aplicado durante todo su gobierno, combinando consejos comunales y medios masivos, más encuestas. "Especulo" que algo tendrá que ver.

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  6. Cabe decir, entonces, que el pueblo es un niño chiquito porque a nadie le ha interesado hacerlo crecer... Ahí os dejo la reflexion...

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  7. A Pablo Prensa:
    En cuanto al tema de las edades afectivas del "hijito" pueblo, mucho me temo que estaria en todas, pues hasta los de la opiscion parecen adolescentes que rabiosamene le hacen saber a todo el mundo que detestan al papa, pero cuando seles pregunta porque no saben dar razón cierta. Gracias por su comentario y su visita.

    A Jazz:
    Los argumentos de Federico son tan confusos que hasta Colon salio a relucir no se de donde y no se por que. De todas maneras, es un hecho historico que en la España de Colón aun existia la condena a galeras, es decir, que el condenado a prision podia pagar la pena como galeote o remero en una embarcacion, así que no tiene nada de raro quemuchos de esos personajes terminaran de conquistadores en estas tierras.

    A Marsares:
    El viejo dicho que Ud. menciona lo tergiverso primorosamente el señor Santos para decir que mas vale bueno conocido que malo por conocer, lo que, dado lo que se ofrece en materia de candidaturas, tambien vale.

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  8. Lo de Colón era un ejemplo para hacer una comparación. La idea general, es que la historia no se puede construir a través de generalidades tan ambiguas como "la identidad de Colombia se ha generado desde la violencia y la guerra (o algo asi)". No niego que la historia deba restringir los juicios de valor porque es imposible, pero se necesita cierta rigurosidad académica para sustentarla, y no niego que los personajes que nombra lo hayan hecho de esa forma, pero soy de otra tendencia dentro del análisis histórico, tiendo más a la corriente británica. Los historidores colombianos tienden mucho al Chauvinismo o al "chauvopesimismo".

    No sé si mi colegio era malo o no, pero los textos si salían con esas generalidades, que dejan mucho de desear, y que esté publicado no significa que sea cierto, y las verdades históricas no existen, eso lo saben hasta quienes usted cita.

    Y de acuerdo con Uribe, me declaro Uribista, pero lo critico, sobre todo su política exterior, pero lo que no me entra es que lo culpen de todo, que esta de moda, y creo fielmente que quienes lo ponen de papá ultimamente son más los críticos que él mismo.

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  9. A Federico:
    Sigo sin entender. Cual es el sentido de la frase: No niego que la historia deba restringir los juicios de valor porque es imposible...? Que vaina es el chauvipesimismo? Me declaro estupefacto sobre el hecho de que prefiera los historiadores britanicos. Esto quiere decir, pregunto, que le gusta a ud. la historia inglesa o que les gustan los historiadores ingleses que escriben sobre la historia colombiana? Al unico que he leido es a Malcom Deas, quien es experto en la historia colombiana del siglo XX y quien en sus escritos cita a casi todos los historiadores que ya le mencione, asi que no debe ser de su preferencia. Tambien está el historiador frances Daniel Pecault, pero como es frances, de pronto tampoco le suena. De todas formas me gustaria conocer a alguno de esos historiadores que Ud menciona, pues nunca es tarde para aprender algo nuevo. Ahora, decir que las verdades historicas no existen es algo que me deja mudo. Entonces, mi querido Federico, que es lo que existe? Y lo de Uribe, al final tampoco lo entendí. De todas maneras, gracias por su interes en el tema.

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  10. Vopa, el cuento es acertado pero no novedoso, se sabe que todas las monarquías, los regímenes totalitarios y las repúblicas presidencialistas suelen jugar con esa imagen paternal del padrecito Stalin, por ejemplo.

    Por otra parte, aunque no sea su intención aprobar o desaprobar ese hecho, a mí sí me parece que es una necesidad del país sentir ese arraigo y esa identificación con un líder. Nada más desmoralizador que la creciente sensación de caos que reinó durante los tres gobiernos anteriores.

    Así, esa identificación con una figura paterna tiene un fuerte componente nacionalista, que no está mal en nuestro caso. Es decir, yo aborrezco el nacionalismo, pero cuando se está ante la catástrofe es una salida.

    Respecto a evaluar los resultados del gobierno, ahí me parece que los que presentan resultados desalentadores están muy equivocados. Siempre se podrá decir que algo debería ser mejor: "Hola, Vopa, acaban de contratarme por 40 millones al mes", siempre se podría replicar: "Es un atropello, una persona con tu talento debería ganarse 800 millones al mes", y no se llegaría a ninguna parte.

    Pero lo que es objetivo, la sensación de que salir de Bogotá era arriesgarse a un secuestro, de que en la misma ciudad de Cali se va a misa y resulta uno secuestrado, etc., ahí la gente siente un cambio rotundo. Es normal entonces esa identificación derechista con el gobierno.

    Porque aparte de nacionalismo hay una actitud clara de derechas, es decir, de rechazo lo que es la propaganda izquierdista del "liberalismo" y de los socios de la guerrilla, cada día más indistinguibles. La gente es uribista porque rechaza la retórica de los sindicalistas y repartidores de lo ajeno, lo cual me parece a mí realmente bueno. Si Venezuela a pesar de multiplicar sus ingresos por petróleo tiene cada día más miseria, no me imagino lo que sería Colombia con un gobierno de ese estilo. Ya ni siquiera hace falta la guerrilla.

    Respecto a lo que decía Federico, también estoy en términos generales de acuerdo con él: es muy peligroso tragarse lugares comunes y repetirlos sin haber pensado a fondo sobre el tema. Y el ejemplo es muy apropiado: la tontería esa de que nuestros problemas vienen de recibir lo peor de España, que repite todo el mundo. Sobre eso escribí, hace ya más de un año el primer post de este blog. (Quien vaya, una vez se abra la página, sólo tiene que pulsar la tecla Fin.)

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  11. Estimado Jaime:
    En realidad concuerdo con el hecho de que una figura paternal y fuerte sirve de cohesion nacional, mas aun en coyunturas de fuerte desarraigo y sentimientos generales de desilusion y decepcion, como las que apdecimos despues del desastre Pastrana. Las monarquias formadas en los inicios de la Europa Medieval fueron claves para paises como Francia e Ingalaterra, entre otros, en la genesis de aglutinar poderes regionales en un solo ente nacional, todo lo cual se hizo en torno ala figura del rey.
    Lo que he querido destacar en el post es que, en mi opinion, esta sensacion paternalista entorno al Uribe se ha dado mas de una forma espontanea y unilateral por parte de la misma nacion colombiana, y siendo un fenomeno de origen sicologico, digo que para ello ha contribuido el fenomeno de la orfandad nacional, incluyendo esa catastroica ausencia de autoridad que ahora se puede ver hasta en los mismos hogares. Me aterveria decir que hasta esa misma pesima relacion con Dios en muchos jovenes, muchos de los cuales rondan la blogosfera, nace de una mala o inexistente relacion con la parte paterna.
    A mi me parecen que los resultados del gobierno Uribe son, en su conjunto, buenos, destacandose el aspecto de seguridad que todos percibimos. Pero mi punto es que estos resultados, que siendo buenos no son nada del otro mundo, no explican por si mismo el fenomeno de la popularidad de Uribe. De ahi nace la explicacion sicologica que he aventurado aqui.
    Sobre lo dicho a Federico, no solo me ratifico en ello,mi estimado Jaime, pues no afirmo lo que he escrito como un lugar comun sino que tengo entre pecho y espalda vrios años de estudiar sobre el fenomeno de la violencia en el pais para llegar a esa conclusión. Desde 1810 hasta bien entrado el siglo XX hubieron en el pais mas cien guerras civiles, entre nacionales y locales. Solo hasta 1905, con la paz del Wisconsin, que selló la guerra de los Mil Dias, amainó por algun tiempo este fenomeno de violencia, el cual se reanudo con violencia politica, con el asesinato del presidente Uribe Uribe, con la masacre de los estudiantes en Bogota, y con la del 28 en las Bananeras, con el secuestro y la dimision forzada del Presidente Lopez en su segundo mandato, con el asesinato de Gaitan, con el Bogotazo, con la violencia politica del 48 en adelante, con la genesis de la Guerrilla de los Llanos, con el bandolerismo de los 50 (recuerde a Sangrenegra, Efrain Gonzalez, ETC.) y con la violencia guerrillera y narco que todos ahora conocemos y padecemos. Y fueron esos años precisamene duarante los cuales se gestaron la mayoría de las instituciones democraticas que ahora conocemos. Y salvo un mejor argumento que decir que lo que digo es un lugar comun eso es en lo que creo.

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